Muros de luz 011, obra con la que Aitor Ortiz (Bilbao, 1971), uno de los jóvenes fotógrafos vascos de mayor proyección internacional, ganó el premi Antoni Gelabert d'Arts Plàstiques en la última edición de los Ciutat de Palma, tiene en común con el trabajo que Miguel Lorente (Alicante, 1965) ha reunido bajo el título Visión 1956-c.1966 la descomposición y reconstrucción de las imágenes, características que sirven de eje central a la doble exposición que se inaugura hoy en el Casal Solleric de Palma.
Mientras que Aitor Ortiz ofrece «una visión desmaterializada del objeto arquitectónico» que retrata, con el propósito de «generar espacios mentales capaces de perturbar nuestra capacidad perceptiva a la hora de ubicarnos en el espacio»; Miguel Lorente recoge aparatos y dispositivos relacionados con la visión -ojos, espejos, prismáticos, cámaras fotográficas...- y los disecciona, una labor de gran precisión ligada «a una idea de arte como vía de aprendizaje y difusión del conocimiento que empezó a intensificarse en el Renacimiento».
Si Aitor Ortiz tiene en Muros de luz 011 como objeto de estudio un cantera, sobre la que ha hecho uso de «un punto de vista intencionadamente artificial», haciendo especial énfasis en «los contrastes lumínicos», donde el espacio cobra volumen y la opacidad de lo construido se desvanece; parte de la obra de Miguel Lorente se relaciona directamente con Las Meninas de Velázquez, en un claro interés «por desvelar si el pintor realizó esta gran obra a través de una cámara oscura, como afirman diversas teorías».
Ambos montajes artísticos fueron presentados ayer por sus autores, que estuvieron acompañados por el regidor de Cultura del Ajuntament de Palma, Rogelio Araújo; el director de la Obra Social de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), Joan Daviú; el director del Casal Solleric, Joan Carles Gomis; y la responsable del Espai Quatre, Neus Cortés.
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