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JAVIER J. DÍAZ

Cuatro escritores mallorquines forman parte de un ensayo original e innovador que Adolf Piquer Vidal y Alex Martín Escribà, -ambos profesores de la Universidad de Salamanca-, han titulado Catalana i crimina, una obra que analiza la novela detectivesca del siglo XX en la literatura catalana. Junto a Antoni Serra, Maria Antònia Oliver, Guillem Frontera y Josep Maria Palau i Camps (que nació en Barcelona pero creó la mayor parte de su obra en Mallorca, por lo que en el ensayo se le considera isleño), Piquer y Martín han seleccionado a nueve escritores más de la lengua catalana: Rafael Tasis, Maria Aurèlia Capmany, Manuel de Pedrolo, Jaume Fuster, Isabel-Clara Simó, Josep Lluís Seguí, Ferran Torrent, Margalida Aritzeta y Andreu Martín. La idea de reunir a los nombres más significativos de la novela detectivesca, policíaca y negra de las letras catalanas, surgió cuando ambos profesores se dieron cuenta de que faltaba hacer «un estudio general» sobre la trayectoria de los autores de este subgénero.

Sin embargo, a la hora de ponerse manos a la obra para reunir a los escritores más destacados de ese periodo, aparecieron los primeros obstáculos. Alex Martín Escribà confesó ayer que «costó» hacer la selección. «Adolf Piquer y yo establecimos cánones para intentar abordar toda la literatura negra catalana, pero sólo pensar en toda la novela negra que habla de Barcelona, se nos escapaba, por lo que es posible que alguno no esté incluido». El resultado de este compendio de especialistas en novela negra puede resultar muy atractivo. Los investigadores son conscientes de las «limitaciones» que tiene un ensayo frente a la novela; sin embargo, recalcan las ventajas de su libro, debido al carácter «introductorio» que puede tener para los que no saben muy bien lo que es este tipo de subgénero.

Para los que lo conocen, apuntan, Catalana i crimina contiene una «parte más específica» en la que se analiza la obra de los 13 autores seleccionados. La evolución de este tipo de novela desde los años 20 hasta finales del siglo XX ha sufrido un cambio muy importante a nivel mundial. «Hasta la segunda década de siglo tenía un carácter detectivesco, pero a partir de ahí, en EE UU se le comenzó a introducir una crítica social, la trama en el fondo contenía una denuncia social notable», explicó Martín Escribà. Por lo que respecta a la evolución en las letras catalanas, este autor añadió que también «adoptó la misma dinámica social», pero introduciéndole un cambio «acoplándola a la ciudad de Barcelona», algo en lo que Manuel de Pedrolo («Mecanoscrit del segón origen») fue el iniciador.