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MARIANA DÍAZ

Fue conocido como «El pintor loco», aunque no se ha encontrado ningún documento que acredite una enfermedad de este tipo ni en sus pinturas aparecen elementos que lo hagan sospechar. Miquel Bestard (1592 - 1633) fue un pintor mallorquín que falleció joven y dejó una abundante producción en la Isla, Catalunya, Valencia, Madrid y hasta en las colecciones reales. Su obra se presenta a partir de hoy en el Centre de Cultura Sa Nostra de Palma tras un trabajo de investigación realizado por el comisario de la muestra, el historiador del arte Marià Carbonell.

Con un 90 por ciento de cuadros procedentes de colecciones privadas y otros prestados por el Museo de Mallorca o el Ajuntament de Palma, entre otras instituciones, la exposición se divide en seis ámbitos temáticos que el comisario definió como «didácticos». Cuadros de iconografía religiosa; sobre Ramon Llull; sobre Troya -un tema que cultivó con asiduidad-; naufragios y batallas; escenas de corte y coreográficos, -estos últimos describen «Mallorca, un país»-, integran el contenido de la exposición, «la primera monografía de un artista mallorquín del siglo XVII», un artista «insólito y de los más originales» que en su época destacó «tanto en el contexto local como estatal», según explicó Marià Carbonell, todo un experto en Bestard.

Para quienes deseen acercarse a la pintura antigua, Cendres de Troia. El pintor Miquel Bestard 1592 1633, y el catálogo que la completa, son ejemplo de lo que Carbonell describió como «recuperación de la memoria y patrimonio de esta tierra». Porque Bestard fue un artista avanzado que «representó la alternativa con nuevos modelos y aires italianos y nórdicos» frente a la temática que «perpetuaba modelos anticuados». Fue un creador «superior» que «destacaba sobre sus colegas por su habilidad manual» y también fue «un pionero» al utilizar motivos profanos en gran parte de su amplia producción. Su «imaginación desbordante» y sus contenidos «enigmáticos» llevaron, seguramente, a que se le conociera como «El pintor loco».