La fundación prevé abrir al público la estancia que en la actualidad contiene la pieza.

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M.LOSHUERTOS

La ponencia técnica de Patrimoni del Consell ha declarado Bé d'Interés Cultural (BIC) un techo mudéjar propiedad de la Fundación Yannick y Ben Jakober. La pieza está fechada en 1498 y procede de una de las capillas del convento de San Francisco de la ciudad aragonesa de Tarassona, construida entre finales del siglo XV y principios del XVI. El artesonado, de autor desconocido, fue adquirido por la Fundación Jakober en el año 1978 al anticuario Abelardo Linares y ahora se encuentra ubicado en la finca Sa Bassa Blanca de Alcúdia, sede de la entidad. La fundación prevé abrir la estancia al público. El techo de madera cortada mide 445 por 445 por 210 centímetros y es del tipo llamado armadura de limas o de artesa porque toma el nombre de su forma de artesa invertida y está configurado por la intersección de paneles oblicuos laterales o limas. Estas limas presentan una decoración de raíz islámica en la que destaca las estrellas de cinco y nueve puntas.

Las líneas que definen el complejo entramado decorativo están policromadas en dorado, mientras que el interior de las formas que definen presentan un centro azul oscuro con una pequeña flor dorada, rematado con una línea blanca con pequeños puntos y otra roja. La pieza horizontal que se sitúa en el centro, en el punto de intersección de las limas adopta una forma de florón dorado inscrito en una estrella de ocho puntas. Esta estructura descansa sobre un friso que contiene la inscripción que ha contribuido en mayor medida a situar el artesonado en el tiempo y en el lugar geográfico de donde es originario. La base de la pieza está construida por cuatro altaplanicies rectangulares y cuatro conchas que presentan una decoración pintada consistente en una representación de cada uno de los tetramorfos, flanqueados por motivos vegetales que denotan la influencia del repertorio decorativo propio del renacimiento. El fondo de los paneles está formado por franjas alternas rojas y azules.

Los técnicos del Consell, que han trabajado conjuntamente con especialistas del Centro de Estudios Turiasonenses, expertos en la arquitectura mudéjar, típica en zonas de España como Aragón o Teruel, han determinado que este elemento «constituye una valiosa pieza en el contexto general del arte aragonés ya que ejemplariza la introducción de las formas renacentistas en este tipo de cubierta». Al mismo tiempo, este techo de madera formó parte del convento de San Francisco, un edificio emblemático de la zona que como consecuencia de la desamortización de mediados de siglo XX perdió todo tipo de documentación y grabados sobre los bienes patrimoniales que allí había. Como el resto de los elementos patrimoniales declarados BIC, cualquier movimiento, traslado o intervención en este techo tendrá que comunicarse detalladamente al Consell.