Maria Antónia Munar y Dolça Mulet plantaron un 'lledoner'.

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JOAN SAMPOL

Las obras de rehabilitación de la Casa Museu Llorenç Villalonga de Binissalem han llegado a su fin. Ayer abrió nuevamente sus puertas una vez finalizada la profunda reforma y mejora del edificio, por lo que se celebró una gran fiesta en el interior. La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar; los consellers Dolça Mulet y Miquel Àngel Borràs, y el presidente editor del Grup Serra, Pere A. Serra, como primer editor al castellano de Bearn, la famosa novela de Villalonga, asistieron al acto de apertura de la Casa Museu acompañados por las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde, Miquel Nadal. También se regaló a los asistentes una edición especial de El lledoner de la clastra, de Villalonga, editada por el Consell con motivo de la inauguración.

La Casa Museu cerró sus puertas al público en mayo del 2006 para llevar a cabo la obra integral de acondicionamiento, la cual ha contado con un presupuesto de 1'6 millones de euros, a cargo del Consell de Mallorca. El departamento de Cultura ha financiado la rehabilitación de la casa y el departamento de Medi Ambient y Natura, de la bodega y el lagar. Aparte de ganar un espacio nuevo para exposiciones, las obras también han permitido recuperar las estancias de la casa para que el público pueda contemplarlas tal y como eran cuando Llorenç Villalonga vivía. Cada habitación contiene ahora objetos personales del escritor.

Durante el recorrido por el inmueble, Pere Serra se interesó por un ejemplar de la primera edición de Bearn, editado por su editorial Atlante, y a continuación explicó que Villalonga quiso comprar 200 ejemplares de los 1.000 que entonces se editaron. Además, recordó que el escritor quiso invitarle a comer a su casa y le pidió, tímidamente, si podían tutearse, a lo que Serra respondió: «De acuerdo, Llorenç», y él le contestó: «Muy bien, Pere». Maria Antònia Munar, muy satisfecha por las obras, declaró: «Se ha restaurado perfectamente, respetando todos los elementos originales de la casa». Las autoridades plantaron un lledoner en el patio para que pudiera verse desde la ventana del despacho de Villalonga, donde a él le gustaba verlo al escribir.