Jordi Porta, presidente de Omnium, ayer por la mañana con Porcel.

TW
0

C.DOMENEC|BARCELONA

El escritor Baltasar Porcel recogió ayer en el Palau de la Música Catalana de Barcelona el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes que concede Omnium Cultural. La entidad forma parte de la Federació Llull junto a la Obra Cultural Balear y Acció Cultural del País Valencià. El galardón, dotado con 30.000 euros, distingue a una persona cuya obra literaria o científica escrita en lengua catalana, haya contribuido de forma notable y continuada en la vida cultural de los territorios de habla catalana. Baltasar Porcel manifestó ayer por la mañana en una rueda de prensa que «la vida de un escritor no es nada fácil y tiene su justificación en los lectores de calidad, no en las masas, que participan de la obra y la recrean»; comentó que «soy un gran lector», y que «los libros me han influido más que cualquier otra cosa en la vida». Tras las dos jornadas dedicadas a su obra, que Fundació Caixa Catalunya celebró la semana pasada en Barcelona, Porcel dijo que «el premio llega en un momento curioso de mi vida, de lucha entre Dios y el diablo, entre la oscuridad y la luz, al cumplir 70 años, recibir un homenaje importante y superar un cáncer».

Con un mensaje que apelaba a los sentimientos, a los orígenes y al amor sin concesiones a la literatura, mantuvo con rotundidad que «yo soy mi obra». A los 14 años, «leí por primera vez tres libros en catalán, que me proporcionó el cura Gabriel Rebassa, y me quedé viendo visiones, fue un milagro». El novelista habló de la experiencia vital en relación con la literatura y comentó que «hablaba con la lengua que había construido mi clan familiar, en un lenguaje que se había conservado porque procedía de un pueblo aislado». Porcel se refirió a Heidegger para apoyar la tesis de que «la lengua es la casa del alma, crea el mundo». En la importancia antropológica de las palabras, el escritor mallorquín fue más allá del mero significado normativo de los vocablos y puso ejemplos sobre cómo «en mi casa los perros ludaven, en vez de udolar, como decía mi madre, ya que cuando ladraban en la noche era porque la muerte acaba de pasar cerca de ellos», usando un verbo inventado, ludar, que contenía «misterio, muerte y la idea del campo sometido a las fuerzas de la noche».

Sobre los autores de la Grecia clásica, Porcel se mostró reconfortado al apreciar que «todo lo que yo pienso, ya alguien lo ha reflexionado antes». El literato expresó que «vivir, leer y escribir es para mí lo mismo», y rehusó de «la voluntad de crear el mito de Andratx ya que no forma parte de mis intereses». En relación a su vitalidad creativa, Porcel dijo tener «una vanidad muy sofisticada, ya que cuando escribo y un texto me sale bien, me quedo exultante», pero mostró la modestia del perfeccionista, al asegurar que «el libro que se podía haber escrito siempre es infinitamente mejor que el que has hecho». El escritor está en la actualidad trabajando en una próxima novela, que probablemente se titulará El senyor del castel.