El Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma presentó ayer en sociedad el catálogo de la exposición Rusiñol, la passió per Mallorca. Del luminisme i el simbolisme a l'estampa japonesa, inaugurada el 4 de mayo y que permanecerá en el centro hasta este domingo. La muestra, realizada por Es Baluard en colaboración con la conselleria de Cultura del Govern, se compone de 39 obras que preceden de diferentes museos y coleccionistas particulares. La exposición cierra los actos de conmemoración del 75 aniversario de la muerte de Santiago Rusiñol.
La intención de la exposición, y por tanto, del catálogo, es «demostrar los aspectos que hicieron de Rusiñol una personalidad diferente», según Isabel Coll, comisaria de la muestra. ¿Qué aspectos? «Estaba al acecho, conocía las últimas novedades y estaba muy ligado al movimiento del simbolismo». A partir de 1901, año en el que regresa a Mallorca tras conocerla en 1893, la obra de Rusiñol cambia y se convierte en «especial y particular».
El paisaje de la Isla le ofrece un abanico de posibilidades y le permite «dejar de lado la tradición e ir a la búsqueda de la modernidad». De ahí su interés por la estampa japonesa y su relación con la corriente simbolista, dos opciones que desarrolló gracias a una circunstancia: «La sorpresa que le produce Mallorca y su paisaje». Para Isabel Coll, «las obras que Rusiñol realizó en la Isla son de una gran categoría y demuestran que el artista se encontraba a gusto».
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