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C.DOMÈNEC|BARCELONA

Televisió de Catalunya acaba de recuperar el espacio Estrenes de TV-3, que emitirá 26 telefilmes durante 13 semanas en la noche de los domingos. Se trata de largometrajes de diversas temáticas, como Vida de família, del productor mallorquín Joan Ginard. Desde su empresa Just Films, con sede en Barcelona, han salido las películas de género fantástico Frágiles, El segundo nombre y Los sin nombre, de los directores Jaume Balagueró y Paco Plaza.

-¿Cómo llegó al mundo del cine?
-Me acerqué al cine en Barcelona con la producción de cortometrajes. En 1996 trabajé en Los sin nombre con Jaume Balagueró. Ahí me lancé y me fue bien. Trabajaba como funcionario en la Diputació y en 1999 monté la empresa. Hicimos Frágiles, la tercera película, ya con mucho presupuesto, y la llevamos a Venecia y Sitges.

-Son películas de género fantástico y con salida al mercado internacional.
-Yo al principio no era un fan del cine fantástico, pero me acerqué a este género a través de la afición de otros directores como Balagueró. Descubrí que era un cine muy atractivo con muchos aficionados en todo el mundo, lo que permitía la consecución de una dimensión internacional. Sólo en Europa hay cinco festivales de cine fantástico. En Estados Unidos se distribuyeron 1.700 copias de Darkness, algo que no ha hecho ni Almodóvar. Los sin nombre ganó el premio Méliès de Oro en 1999 y El segundo nombre obtuvo el Méliès de Plata en 2002.

-Ha producido también telefilmes de carácter social
-Sí, ha sido una forma de compensar, con una línea social dirigida a otro tipo de público. En ese sentido, Televisió de Catalunya ha apostado fuerte por esta programación. Acaba de empezar una serie de 26 TV movies, en la que se incluirá Vida de família, que hemos hecho nosotros. Es una muy buena plataforma para promover actores.

-¿Cuál es la mayor dificultad del trabajo de productor?
-Nuestra agenda está demasiado llena. Tienes que escoger nuevos proyectos y directores. La realización de producción te obliga a controlar los costes de las películas. Hay que cuidar las relaciones entre los directores y los actores. Además, el tema financiero te hace sufrir ya que necesitas recursos, hay que pedir créditos y los bancos no tienen piedad. Las alegrías son los estrenos, los festivales, los premios, los pases en televisión, los debates y las entrevistas.

-Acaba de publicarse un estudio sobre la poca aceptación del cine español en España.
-Hay una parte del público que identifica el cine español con unas temáticas que no le interesan. Con las películas de miedo nosotros ya cubrimos ese vacío de diversión. La gente quiere entretenimiento, acción y aventuras. En realidad, el cine ha de tener de todo: desde el cine arte hasta el entretenimiento, pasando por la denuncia u otras temáticas.

-¿El cine español aspira al modelo francés o al estadounidense?
-El cine francés es el más fuerte de Europa, con unas 220 películas al año, seguido por el alemán, con 180, aunque de un consumo bastante interno. Después va el cine español con unas 150 películas, destinadas, fundamentalmente, al mercado propio. La gran ventaja del cine francés es que tiene películas de entretenimiento con mucho consumo interno y con producciones de autor de gran difusión que traspasan fronteras. El cine norteamericano es el de la cultura dominante. En los guiones que me envían chicos de 18 años se comprueba la influencia de la penetración del cine americano.

-Después del éxito de Yo, de Rafa Cortés, en Cannes y la repercusión de La caja Kovak de Daniel Monzón, ¿qué opina sobre el cine que se está realizando en Mallorca?
- Antes estábamos condicionados a Madrid y Barcelona, pero ahora se hace buen cine en Andalucía, Valencia o Mallorca. Estamos en la sociedad de la información y el transporte es mucho más ágil. Tengo amigos mallorquines que compran cámaras especiales por Internet, directamente de Estados Unidos. Y los alemanes usan Mallorca como plató desde hace años.

-Participa en los Goya como miembro de la Academia. ¿En qué momento se encuentran los premios?
-Los Goya intentan conciliarse con el público, convertirse en un espectáculo que tenga una repercusión en taquilla. Dejando a un lado los temas políticos de otras ediciones, no hemos llegado aún al nivel deseado de glamour, pero vamos por el buen camino. La internacionalidad de actores como Antonio Banderas o Penélope Cruz nos ayuda a creer que se puede salir al exterior. En Europa nos falta un star system para que los actores españoles se conozcan fuera del continente.