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MARIANA DÍAZ
Los arqueólogos creen que los restos de muralla aparecidos Rusiñol de Palma forman parte del Baluard de Sitjar de la muralla renacentista. Las obras, cuyo control arqueológico lleva Josep Merino, se pararon en el mismo momento en el que el muro, en forma de «L», salió a la luz, según explicaron ayer desde Patrimoni Històric del Consell. Ahora, la empresa promotora del edificio que iba a construirse y la Administración insular tendrán que mantener una reunión para ver si el proyecto puede seguir adelante y si es así, en qué forma.

Jaume Cardell, técnico de Patrimoni, comentó ayer que tanto él como los inspectores «visitamos el solar y, de momento, la obra está paralizada». Según Cardell, «creemos que se trata una edificación que formaba parte del Baluard del Sitjar, seguramente de su parte interior», dato que confirmó Merino. «Estéticamente, por explicarlo de manera sencilla, no es como otros lienzos de muralla que hemos encontrado en otras zonas del centro de Palma; éste se parece más a una pared de piedra seca, y es ese el motivo por el que pensamos que pertenece parte al interior del baluarte».

Este muro mide unos 10 metros, y se conservará, pero no sé sabe si se integrará en el proyecto hasta que se «estudie el caso», cosa que tendrán que hacer los responsables en materia de patrimonio.

Merino también comentó que como se conoce el trazado de la muralla renacentista, ya sospechaban que en el solar de Santiago Rusiñol se podría encontrar algún elemento de la misma, como así ha sucedido. En este caso, los restos aparecieron «enseguida», comentó Cardell. En cuanto se comenzó a «mover tierra», según Merino, que en su trabajo de arqueólogo por el casco antiguo de Palma se ha encontrado restos de muralla renacentista en varios solares en obras.

Angel Aparicio, presidente del Grup d'Estudi de las Fortificación de Balears (GEFB), es uno de los máximos expertos locales en construcciones defensivas y asegura rotundo: «Claro que se trata del Balaurd de Sitjar». Lo que no sabe todavía, como le sucede a los arqueólogos, es a qué parte del mismo corresponde. Coincide con Merino en que los materiales con que este muro está construido no son de primera calidad. «He visto cantos rodados, posiblemente procedentes de la Riera, y cantería de marés en las esquinas del muro», por lo que opina que puede tratarse de una combinación de muralla islámica o medieval y renacentista, ya que ambas confluían en el citado baluarte. Los árabes construían con tierra y piedra y forraban la parte exterior del muro. «Seguramente se aprovecharon restos de una muralla para la otra», dice, pero con cierta precaución, ya que aún no ha entrado en el solar y sólo ha analizado los restos desde fuera. Por el tipo de material que describimos, podía tratarse de la «contraescarpa de la muralla, que se construía de forma más tosca porque se ubicaba en el lado opuesto, al otro lado del foso». Este investigador comenta que «se debería hacer una cata estratigráfica para ver los cimientos y analizar el material de relleno». Aparicio apunta que en el muro «no vi derrame, que es una característica de la muralla renacentista».

En cuanto al Baluard de Sitjar era de gran importancia en el entramado defensivo. «Entre éste y el siguiente baluarte estaba el hornabeque, el punto más adelantado de la defensa de Ciutat».