TW
0
JOAN CABOT La escena la conocemos todos. Forma parte del imaginario colectivo. Una explosiva Kim Basinger tumbada en el suelo con camisa blanca y Mickey Rourke jugando con fresas y otros comestibles mientras suena You Can Leave Your Hat On. Con su ese striptease, Basinger se convirtió en un icono sexual para los restos -todavía hoy pasados los cincuenta años, y Joe Cocker llegó a la cumbre de su carrera artística, marcada en esos años por la aparición de sus temas en películas de Hollywood.

Pero la historia del grandullón de Sheffield se remonta a los años sesenta, cuando empezó a ganarse un nombre haciendo versiones de The Beatles y de clásicos de rhythm & blues. Actuó en Woodstock, donde su voz de cazallero indomable podría haber rivalizado con la de Janis Joplin si no fuera porque Joplin era una fuerza de la naturaleza más allá del alcance de un mortal. With a Little Help From My Friends fue el éxito de la noche. Cocker había tenido un gran éxito con ella y volvería a los Beatles unas cuantas veces más. También a Dave Mason y Leon Russell, y a Box Tops y su antológica The Letter. De hecho, Joe Cocker es un artista de versiones. Un intérprete de una estirpe en desuso hoy en día al que se le da sustancialmente mejor interpretar temas de otros, darles su toque personal entre el profundo sentimiento del blues y la onda expansiva del soul, siempre flanqueado por grandes bandas y afrutados coros negros que combinan a la perfección con su voz rota -resultado de interminables resacas, cabe imaginar. De hecho, esas resacas lo tuvieron medio retirado durante la década de los setenta. Años después volvería a escena viviendo una segunda juventud, éxitos radiofónicos y bandas sonoras para Hollywood incluso ganando un premio de la Academia por Up Where We Belong, de la banda sonora de Oficial y Caballero. Su voz y la de Jennifer Warnes acompañaban uno de los finales cinematográficos más rematadamente cargantes y exagerados de los ochenta, época del todo especializada en este tipo de maniobras.

Cocker no ha dejado de sacar discos durante todos estos años, pero nunca ha vuelto a gozar del reconocimiento que recibió tras uno de los striptease más recordados de la historia del cine ni mucho menos de la inocencia y esperanza del Verano del Amor, aunque fue de los que sobrevivió para volver a actuar en 1996 en el renacido Woodstock. Como muchos otros no llega a Palma en su momento más álgido, pero si conserva aunque sea un 10 por ciento de esa voz negra atrapada en un cuerpo blanco, seguro que valdrá la pena ver el concierto del de Sheffield. Y tiene donde escoger para convencer a cualquiera en cuanto a repertorio. Este martes 31 actúa en Palma y lo hará acompañado de una elección un tanto extraña como teloneros. The Nash son una de las bandas más convincentes y sólidas del rock mallorquín, siempre asentados en las grandes canciones de un John Tirado de cada día más atinado.