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EFE x VALLADOLID El español Gerardo Olivares, que obtuvo la Espiga de Oro con 14 kilómetros, en el palmarés del Festival de Valladolid (Seminci), clausurado en la noche del sábado, es el primer cineasta español en lograr el máximo galardón del festival en las 52 ediciones convocadas hasta la fecha. Olivares también consiguió el premio a la Mejor Dirección de Fotografía y a la Mejor Música. La Espiga de Plata fue a la polaca Plac Zbawiciela (Plaza del Salvador), de los directores Krzysztof Krauze y Joanna Kos-Krauze14 kilómetros es la distancia que separa el continente africano de Europa por el estrecho de Gibraltar, pero el recorrido de los emigrantes africanos comienza mucho más al sur, en países subsaharianos como Níger y Mali, donde el realizador ha situado el punto de partida de su segundo largometraje. Las cámaras acompañan a tres nigerianos, dos hermanos y una chica, en su recorrido desde su país hacia el norte de Àfrica, hacinados en los medios de transporte y compartiendo espacio con todo tipo de bultos y animales.


La peligrosa travesía del desierto del Teneré, la ayuda incondicional de unos nómadas, los problemas fronterizos entre Marruecos y Argelia, y las mafias que fletan las pateras y cayucos quedan reflejados en el segundo largometraje de Olivares, especializado en documentales televisivos como los elaborados para TVE y Canal+, dijo que en el filme narra lo que los medios de comunicación no cuentan.

Hasta la fecha, la mejor clasificación de un cineasta español en la Seminci habían sido las dos Espigas de Plata obtenidas por Antonio Giménez-Rico con El disputado voto del señor Cayo (1986), y Manuel Gutiérrez Aragón con Cosas que dejé en La Habana (1997).

Valladolid se volcó con la actriz italiana Sofía Loren y con el productor Alberto Grimaldi, galardonados con sendas Espigas de Honor del festival de cine de la ciudad a su trayectoria profesional.

Tras poner de manifiesto el «especial cariño» que profesa a España, país «fundamental» en su trayectoria profesional, el productor de El Último Tango en París agradeció el premio.

Sin discurso preparado para evitar los estragos de la emoción, Sofía Loren reconoció sentirse «muy feliz» con su presencia en el festival y por la posibilidad de recibir un «abrazo» del público.