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VICTORIA GRIMA Cercana, humilde y con los pies en la tierra, a pesar de indagar en sus libros «los paraísos artificiales» de la adolescencia, para compartirlos hechos literatura con sus lectores.

Bilbaína de nacimiento, Laura Espido Freire afirma que no tuvo una adolescencia «del todo típica» y confiesa que utiliza su obra «como un tiempo de paso donde me escapo. Pero ya no sólo imagino, sino que lo convierto en material de trabajo». Un mundo paralelo en el que también se refugian los cuatro personajes adolescentes de su última novela, Soria Moria, que ha conseguido alzarse con el Ateneo de Sevilla.

Un paso más en la carrera de una escritora, la más joven en lograr el Premio Planeta con Melocotones Helados en el 99, que cuenta en su haber con 17 obras.

La trama de Soria Moria, «un lugar mítico de los cuentos nórdicos a salvo de la muerte y el tiempo, donde se refugian cuatro adolescentes para huir de la realidad», surgió de un sueño que se fue completando durante seis años «con un viaje a Tenerife, una leyenda contada por un amigo y cuidadas indagaciones».

La joven escritora regresa a finales del siglo XIX, a caballo entre la Gran Guerra y la Guerra Civil, para ahondar en la vivencia de dos jóvenes de la alta burguesía unidas por un secreto que les atará toda la vida. Por el camino, el conflicto entre el deber y el querer, con tintes críticos a que «hay ciertos valores o comportamientos que no han cambiado. Las mujeres lo continuamos teniendo mucho más complicado, por una igualdad que no tiene que ver con la ley, sino con el prejuicio. No hemos sabido reducir las responsabilidades, las hemos transformado».

Espido Freire asegura que se mueve «por obsesiones, pero siempre dentro del mundo creativo y manteniendo en cada paso una coherencia ética».
De momento, está a punto de publicar la segunda parte de Mileuristas, si bien avanza estar recopilando cuentos, «mi género preferido».