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CELIA HEREDIA

A Luis Mateo Díez (León, 1942) le gusta profundizar en la vida de los personajes que pueblan sus novelas. Su secreto es utilizar el lenguaje del alma, un lenguaje lleno de lirismo, de metáforas y alegorías que llevan a la reflexión sobre el sentido de la vida. Muchas de sus historias transcurren en un territorio propio, Celama, que bien podría tener reminiscencias de su tierra natal, León. Su pasión por la palabra le ha llevado a ocupar un asiento en la Real Academia Española de la Lengua desde 2001 y hoy inaugurará el ciclo Poética i Narrativa en Palma, junto con el escritor local José Carlos Llop. El acto tendrá lugar a las 19.00 horas en el Museu d´Art Españyol Contemporani (c/ Sant Miquel, 11. Palma).

-En Palma hablará de su obra, ¿qué es lo que caracteriza a sus novelas?

-Para hablar de mi poética y mi teoría personal de la escritura me remito a lo que es contar la vida. Soy un narrador que tiene un compromiso muy fuerte, no con la realidad, sino con la vida y su sentido, mediante una cierta filosofía de la existencia. Y todo envuelto en la convicción de que el sustrato del arte y el de la narración es siempre el misterio.

-Habla de su obra, ¿pero cómo se describiría usted como escritor?

-Mi objetivo es poder llegar a escribir de la forma más natural las historias más complejas posibles. No soy un escritor fantasioso. Estoy muy convencido de que la verdadera aventura diaria, es la que se encuentra a la vuelta de la esquina, en lo cotidiano... la parte fundamental del destino humano.

-¿Cuáles son las cualidades que debería tener todo escritor?

-La incertidumbre, la zozobra y la inquietud son las normas básicas para poder empezar a escribir. Y cuando se empieza, es fundamental la imaginación; la memoria, que como depósito de la vida, es un elemento importante; la conquista de la palabra y lograr un estilo adecuado.

-Usted tiene un público muy fiel pero, ¿en qué tipo de lector está pensando cuando escribe sus novelas?

-El arte siempre tiene un receptor creativo. Yo no puedo escribir una novela para un lector que la lea sin entrar en ella y sin sustituirme en alguna medida cuando la esta leyendo.

-¿Cree que esta sociedad, donde la información y las nuevas tecnologías lo dominan todo, acabará con la esencia de la literatura?

-Vivimos en un mundo más comunicado y más testimoniado que nunca y estamos saturados de comunicación. Pero parece que la literatura todavía se puede rearmar a través de las fábulas, conquistando universos imaginarios que pueden seguir siendo espejos complejos de lo que somos. Aunque este dilema se compensa constatando que hoy somos más libres para elegir lo que leemos y acercarnos al conocimiento de la vida y a los placeres del arte.

-Usted, como muchos españoles, sufrió las consecuencias de vivir bajo la dictadura de Franco. Como escritor, ¿qué percepción tiene ahora de aquel tiempo?

-Yo soy un demócrata profundo, tengo clara la conciencia de lo que fue aquel franquismo que tuve que vivir tristemente. Por eso ahora respeto mucho a los representantes que democráticamente elegimos.

-¿No cree que hoy en día lo que domina es la dictadura del bipartidismo?

-No creo que el bipartidismo sea lo mejor, igual que tampoco creo que tengamos la mejor ley electoral, todo eso sería mejorable. Y sí, me gustaría que tuviéramos más opciones, me gustaría que el pensamiento conservador y el pensamiento social demócrata estuvieran matizados por conductos más variados y que hubiera también un derivado razonable y representado de lo que pudiera ser un pensamiento más de izquierda o más progresista.

-¿Cree que en clave política la cultura está bien protegida?

-Esta bien crear infraestructuras para la cultura, pero a la cultura hay que dejarla libre y que sean los creadores los que la guíen. Un buen gobierno lo que tiene que hacer es estar muy comprometido con la educación sin intervencionismos.

-¿Cómo es el trabajo de un académico de la Real Academia Española de la Lengua?

-Hacemos un profundo trabajo, un trabajo no sólo de académicos, trabajamos en el diccionario, vemos las incorporaciones de palabras, las nuevas acepciones y vamos evaluando las palabras que van saliendo, nuevos inventos, nuevas determinaciones... Pero, sobre todo, hemos trabajado por la conciencia común de la lengua española a través de la conexión de nuestra academia con las academias hispanoamericanas para unir la lengua española que proviene de las diferentes orillas.