Pedro Trozt posó en su nuevo estudio de grabación, Ubik. Foto: MIQUEL ANGEL CAÑELLAS

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JOAN CABOT

Pedro Trotz es la máxima autoridad en la materia. En este caso, la música electrónica. Lleva desde los ochenta haciendo música, enseñando, produciendo a otros, tocando en directo y ahora tiene su propio estudio, Ubik. Si quieres saber algo sobre plugins, nuevos efectos digitales, la música concreta o Kraftwerk, él es el tipo. Ha colaborado con los seminales Esplendor Geométrico, forma parte de Tecnofamilia y es un músico metódico y apasionado que conoce a la perfección tanto el aspecto técnico como el conceptual involucrado en el proceso creativo, algo que él aborda con los instintos de un científico dispuesto a divertirse. Pedro Trotz es el autor de Sóller, un tema de tecno experimental que ha conseguido colarse entre los más descargados de tiendas como Beatport, la más prestigiosa en música electrónica, y los charts -listas de canciones preferidas- de algunos de los DJ europeos más prestigiosos, algo que habla no sólo de la experiencia y talento de su autor, sino también sobre las nuevas políticas de la industria de la música de baile y sobre lo que implica la revolución digital: vivimos, ahora sí, en la era de los Hombres Máquina.

-Seguro que detrás de Sóller hay una gran anécdota.

-La anécdota es que todos mis amigos DJ me dijeron que era un tema imposible de pinchar, que se me había ido la olla. A pesar de eso, Aitor Ronda lo publicó en formato digital a través de su sello Upfront y, al cabo de un mes, empezó a aparecer en charts y ha llegado a estar en la octava posición de los temas de tecno más descargados de Beatport. También lo hemos licenciado para el próximo recopilatorio de Fuse presents, a cargo de Adam Beyer.

-¿Hasta qué punto ha cambiado la industria de la música electrónica con la llegada de tiendas digitales como Beatport?

-Han desaparecido los intermediarios y más ahora que muchos músicos crean sus propios sellos. La mayoría funcionamos intercambiando material unos con otros. Me recuerda a lo que ya viví hace veinte años, cuando la escena electrónica se comunicaba a través de carta, enviándonos cintas de casete. Ahora, es a escala mundial y esta música se escucha en las discotecas de todo el mundo.

-¿Que pequeños sellos como Upfront o Ubik vendan a nivel mundial, supone, también, el fin de la hegemonía de los grandes sellos de electrónica de los noventa?

-Desde luego, ahora, cuando miras un chart, la mayoría de sellos ni siquiera te suenan de nada. Hay mucha producción y se consume muy rápido. Las normas han cambiado hasta el punto que la música se publica, la gente se la descarga y la escucha y en un par de semanas ya es algo viejo. A la vez se ha perdido el concepto del álbum. Ya no hay temas de relleno.

-Ha vivido tanto los años en que la música electrónica era un estilo casi clandestino, hasta la masificación de hoy en día. ¿Cómo se digiere eso?

-Es evidente que se ha democratizado todo. Ahora sí es cierto: cualquiera puede hacer música de la misma manera que cualquiera puede escribir un poema. Eso supone que hay mucha gente aplicando clichés sin aportar nada nuevo. En cualquier caso, creo que la mayoría somos capaces de distinguir qué es buena música y qué no lo es.

-Ha sido profesor de muchos de los jóvenes productores de la Isla. ¿Cómo ve el nivel de los músicos locales?

-Creo que, en general, se confunde hacer música con dar el pego. Mucha de la música de hoy en día es funcional, algunos se conforman con sonar bien y encajar con la rutina. Pero, ahora, ya no tiene ningún valor, porque hacer algo así es relativamente sencillo. Creo que deberíamos aplicar un filtro de emociones a la música: no hacer muzak, sino canciones que comuniquen. Creo que cuando muestras tu nivel como músico es cuando demuestras que sabes expresarte en diferentes estilos y lenguajes y transmitir sensaciones.

-Ahora hay un público mucho más receptivo a lo que lleva haciendo más de veinte años.

-Sí. Llegué a preguntarme si era yo el que había cambiado para adaptarme a la moda o había sido al revés. Acabé por darme cuenta de que, en realidad, mucha de la música que escucho en las discotecas no me interesa en absoluto, pero, en cambio, hay cierta corriente de tecno más experimental en la que encaja mi gusto y mi manera de componer. Cuando haya pasado esta moda, seguiré haciendo lo mismo. A la vez, para cualquier artista es importante el reconocimiento. Cierra el círculo de la comunicación, sin feedback esto sería como si hablara solo.

-Por cierto, ¿por qué Sóller?

-El nombre es porque la canción, en algunos momentos, me recuerda al sonido que se escucha cuando pasas con el Tren de Sóller por algún túnel largo. La primera referencia del sello Ubik van a ser las remezclas del tema y la mía lleva por título Es Pont des Tren. Habrá otras a cargo de Leandro Gámez, Aitor Ronda, Àngel Costa y Pepe Arcade.