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CELIA HEREDIA Su pupila retiene el color del geranio, del jazmín o de la verbena para después plasmarlo sobre el lienzo. A Manuel Coronado (Murcia, 1942) le gusta meterse en la pintura, acariciar la tela con las manos, con el pincel y dar forma a lo subjetivo, a la reflexión, a la injusticia o las personas anónimas.

Por primera vez, este pintor, ciudadano del mundo, pero amante de su tierra, mostrará una antología de su obra en La Mola de Maó (Menorca), y lo hará en la muestra Coronado 1958- 2008 Cuatro épocas, que se inaugura el próximo 7 de junio, a las 20.00 horas, y permanecerá hasta el 31 de octubre.

La exposición estará compuesta por más de 150 pinturas coloristas, de corte figurativo que, a su vez, contrastan con con la austeridad y la sobriedad de un edificio, que antiguamente era una fortaleza militar. «Ésta es la exposición de mi vida», comenta Coronado. « Aunque me gusta cuidar todas mis muestras y que lleven un lenguaje claro de lo que estoy haciendo, pero sin ser repetitivo». Además, el artista expondrá piezas de cerámica y 15 esculturas realizadas expresamente para esta exposición. «Me siento a gusto trabajando el barro y soy libre cuando lo moldeo, lo barnizo y lo pinto». La misma sensación que siente cuando trabaja con el hierro, porque según Coronado, éste le permite pintar sus cuadros en tres dimensiones mediante un juego de estructuras.

«Agradezco a la naturaleza el don de poder pintar», señaló. Sus obras son el reflejo de las formas que nacen de su mente, «del diálogo con el ángel», de su concepción sobre la creación, que no es otra que «la difícil facilidad de lo sencillo».

Coronado es un hombre rebelde y valiente, un hombre querido. Coronado es un hombre que ha mamado de sus experiencias vitales para dar rienda suelta a su imaginación con la que traduce, a través de símbolos y color, manifestaciones como la Guerra de los Siete días, de 1967, o su participación en la revolución del Mayo del 68, donde descubrió el sentido de la justicia, pintando obras como Represión o Bendito es tu vientre. El pintor confesó que su pintura ha ido evolucionando sobre la base de lo que le enseñaron sus grandes maestros, entre ellos, Mestre Matas o el pintor cubano Roberto García York, de quien aprendió el valor del simbolismo.