TW
0

MARIANA DÍAZ/ANA LARGO

Un año, como mínimo, durará la mayor restauración que afronta la Seu desde la reforma de Gaudí. En este caso, se trata de una rehabilitación exterior que comprende, por un lado, las fachadas de la Almoina y del presbiterio; y por otro, tres paños de las fachadas, en altura, de las naves laterales, así como los arbotantes, contrafuertes, gárgolas y pináculos. En total, el montante de la obra ascenderá a 1.900.000 euros que, según un convenio firmado por el obispo Jesús Murgui y el ex president Jaume Matas, se deberá asumir económicamente de la siguiente manera: el Govern tiene que costear 1.140.000 euros y el resto, el Cabildo.

Aunque desde el Ejecutivo de Antich aún no se han pronunciado sobre el pago de dicha cantidad, el Cabildo ya ha puesto en marcha la maquinaria y los andamios ya cubren parte del espacio a restaurar hasta una altura de 55 metros.

Es la empresa CPA de Burgos, - que hizo la limpieza de las fachadas Major y del Mirador- , la contratada para esta nueva limpieza que, básicamente, consistirá en: retirada de hierbas, -tarea que ya ha comenzado a realizarse mediante herbicida, como este diario pudo comprobar ayer desde lo alto de un andamio que rozaba los 55 metros de alto-, y de líquenes; saneamiento de juntas o reposición de elementos de piedra muy deteriorados; también se quitarán la suciedad ambiental y las sales incrustadas en la piedra. En el portal de la Almoina, más resguardado de los efectos nocivos del mar, «se harán los análisis químicos correspondientes» de la piedra, señaló Bartomeu Bennassar, aparejador diocesano.

Bennassar explicó ayer que el marés de la Seu padece la acción de las sales por varios motivos, entre ellos, por su cercanía al mar, por su traslado en barco desde las canteras de s'Arenal, de donde llegó hasta la Catedral, y por las sales que contienen el yeso y la cal que las une.