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MARIANA DÍAZ Aunque los expertos que participaron ayer en la primera jornada de debate de las Converses Literàries de Formentor apenas comenzaban a reflexionar sobre la idoneidad de recuperar el espíritu de los premios creados en los años cincuenta, sí tenían algunas ideas claras: si de este encuentro sale la decisión de convocar un premio literario, éste debe ser internacional, independiente, de calidad y adaptado a los nuevos tiempos. Reeditar los antiguos premios no tiene sentido, ya que las circunstancias, tanto de la literatura como del mundo editorial, han cambiado.

La jornada comenzó con una intervención de Perfecto Cuadrado, catedrático de Literatura de la UIB, para continuar con la mesa redonda Una perspectiva dels premis literaris des de Formentor als nostres dies, en la que participaron algunos de los que en los años cincuenta estuvieron en aquellos encuentros literarios promovidos por Camilo José Cela y el editor Carlos Barral, que se rememoran estos días: el editor Mario Muchnik, un joven que entonces acompañaba a sus padre, también editor, Jacobo Muchnik; el crítico literario y escritor Josep Maria Castellet; el director de la Feria del Libro de Turín, el italiano Ernesto Ferrero, que trabajó en la editorial Einaudi, una de las implicadas con el Premio Internacional de Novela creado en Formentor en los años cincuenta. Entre los más jóvenes, también formaron parte de la mesa Basilio Baltasar y Malcom Otero Barral, nieto de Carlos Barral y editor como su abuelo. Moderó el novelista y periodista Juan Cruz.