Cúlpese a la huelga de guionistas de Hollywood, a la debilidad económica, o simplemente a la mala suerte. Sea cual sea la razón, el Festival de Cine de Venecia 2008 ha sido calificado como uno de los más flojos de los últimos años, y, dado que el lunes llega a la mitad, necesita más éxitos de pantalla para animar la competencia oficial.
Este año las estrellas se han prodigado poco y los principales interpretaciones apenas han despertado elogios. Pero lo que es más importante, dicen los críticos, es que las películas exhibidas han sido generalmente pobres.
Ayer la ópera y el cine se reunieron en manos de Carlos Saura y el director de fotografía Vittorio Storaro, que presentaron un anticipo de su quinta película juntos, Io, Don Giovanni, sobre el proceso creativo de la ópera de Mozart desde el punto de vista de su libretista, Lorenzo da Ponte.
La jornada en Venecia estuvo marcada también por la presencia de la joven actriz Natalie Portman, que ha renovado su calidad de «niña prodigio» del cine al presentar ayer en la Mostra Eve, el cortometraje con el que debuta en la dirección y cuya proyección ha convocado las colas más largas de la jornada. Sin embargo, Birdwatchers, del director Marco Bechis y en competencia en el Festival de Cine de Venecia, fue recibida con entusiasmo, lo que aumentó las expectativas de que una de las cuatro películas italianas del concurso principal se adjudique el premio máximo, el León de Oro.
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