Las catas se han realizado en este suelo, que se encuentra bajo la cubierta.

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ANA LARGO

Las primeras catas en la techumbre de Sa Llonja han constatado la existencia de tres vasijas cerámicas del siglo XV en los riñones de las bóvedas, cuya función principal es «aligerar peso» de la construcción, explicó la experta Elvira González, quien se encarga del seguimiento arqueológico en la rehabilitación del edificio gótico de Guillem Sagrera, que comenzó hace ya unos meses y cuyo presupuesto asciende a los 2'5 millones de euros.

El arquitecto encargado de dirigir el proyecto de Fomento para la reforma de la construcción de Guillem Sagrera, Pere Rabassa, aclaró que «la documentación histórica ya informaba de que había estas piezas, lo que se ha hecho es constatarlo».

Por el momento, las catas han dejado a la vista las bocas de estos contenedores cerámicos que, según la historiadora, podrían medir alrededor de un metro y diez centímetros.

Las tres piezas, originales del momento de la construcción del edificio, entre 1420 y 1452, proceden de Paterna (Valencia). Sin embargo, para obtener datos más precisos las vasijas serán extraídas próximamente para estudiarlas en profundidad. Después se repondrán, ya que se ha corroborado que «ésta era una forma válida de construir» y que no devolverlas al espacio donde se han encontrado «podría perjudicar a la estructura».

Esta técnica contempla la introducción de las vasijas vacías, a modo de «bolsa de aire». De esta forma, con dicha oquedad «se aligeraba el edificio de masa», comentó Elvira González. La investigadora confirmó que esta técnica de tradición romana se utilizó en muchas construcciones del gótico.

En la Isla tenemos algunos edificios en los que se ha constatado la existencia de estas vasijas para aligerar el peso. A finales de los años setenta, se extrajeron de la Sala Capitular gótica de la Catedral más de un centenar de vasijas cerámicas. Y Elvira González explicó que, en este caso no se repusieron, y que se guardan en la Seu. Además, este tipo de trabajo se repite históricamente también en otras construcciones de fuera de Mallorca, por lo que se pueden encontrar trabajos similares, por ejemplo, en la iglesia de Santa Maria del Mar de Barcelona.

Por su parte, el arquitecto Pere Rabassa recordó que cuando se instaló la cubierta de cuatro aguas en Sa Llonja, en el siglo XVII, se realizó una intervención «que removió las vasijas». Ahora, con su estudio, se revelarán nuevos datos, por ejemplo, de las transacciones comerciales de la época.