El presidente-editor del Grup Serra, Pere A. Serra, ayer tras conocer la noticia. Foto: JOAN TORRES

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ANA LARGO

Las felicitaciones no dejaron de llegar durante toda la jornada de ayer, después de que el Consejo de Ministros aprobara la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2008 al presidente-editor del Grup Serra, Pere A. Serra. Su larga trayectoria como coleccionista y mecenas, como impulsor de la cultura y conservador de patrimonio artístico le han valido a Pere A. Serra este reconocimiento que él mismo atribuye al gran amor que siente por el arte, una pasión que ayer quiso compartir y que nació cuando sólo era un niño, rodeado en Sóller de grandes artistas, y más tarde de amigos como Joan Miró o Juli Ramis.

-¿Qué representa este reconocimiento, la cuarta medalla al mérito que le conceden?

-Es un reconocimiento a toda una vida de gran amor por el arte, que comenzó gracias a mi abuelo, que era médico. Cuando era joven los domingos iba a comer con él. Era amigo de Rusiñol y de Anglada-Camarasa, entre otros. En Sóller, además, se hacían unas tertulias tituladas La farmàcia de Can Torrens, donde se reunían los pintores que se encontraban en Mallorca, en la Costa Nord, con el boticario y con mi abuelo y mucha otra gente. Pero más tarde ese mismo amor por el arte se incrementó con la amistad que me unió con Joan Miró y Juli Ramis.

-En su caso, esta medalla es un reconocimiento a toda una trayectoria. Nada que ver con los coleccionistas de nuevo cuño.

-Hace 25 años era un modernista que me rompía la cabeza por Joan Miró, Juli Ramis o Pablo Picasso. Ahora a la gente le interesa la fotografía, el vídeo o las instalaciones. Yo en esto soy mucho más clásico.

-¿Queda aún mucho por hacer por el arte en Mallorca?

-Mallorca ha sido enclave de grandes artistas, pintores o escritores de la talla de Robert Graves, Joan Miró o Camilo José Cela. A pesar de que en los últimos años se está dando más importancia a las Bellas Artes a nivel institucional y por parte de grupos privados, aún no se ha llegado ni a la décima parte de lo que se debería conseguir por esta Isla.

-De todas las cosas importantes que ha hecho por el mundo del arte, ¿la más importante ha sido poner en marcha el Museu Es Baluard?

-En aquel momento, sí que lo fue. Hoy, diría que no.

-Comenzó con mucha ilusión en el Museu Es Baluard. ¿Cómo han cambiado las cosas?

-Ahora mismo Es Baluard significa una decepción. Por dos motivos: el primero, porque hace dos años que pido la posibilidad de un acuerdo -y no económico- una vez que ha finalizado el plazo de la concesión de casi un centenar de obras. No se me ha contestado ni por activa ni por pasiva. Además, la exposición de Kiefer, una gran maestro, sin duda, ha significado que las obras que constituyen el corazón y alma del museo sean trasladadas a los almacenes. Eso es un incumplimiento de los estatutos vigentes. Y hablamos de obras de Picasso, Miró, Mir, Rusiñol, Picabia, Ramis, Van Dongen,...

-¿Ha hecho saber su estado de ánimo?

-Sí, he remitido una carta a la alcaldesa Aina Calvo como presidenta de la Fundació Es Baluard. Le comunico mi intención de retirar un centenar de obras porque el plazo ha vencido. Además, también le digo que continúan estando a disposición del museo cuando éste las necesite.

-¿Y qué piensa hacer?

-He recibido una respuesta lacónica de la alcaldesa, que me dice que las obras están a mi disposición. Al mismo tiempo, me ha llegado un ofrecimiento muy ventajoso del Ayuntamiento de Málaga, que me pide las obras que están en Es Baluard y que la alcaldesa dice que puedo retirar. Y lo estoy pensando.

-¿Es difícil compaginar el amor al arte con el mundo editorial?

-Yo creo que es un trabajo totalmente complementario. Y también creo que sin los medios de comunicación no podría haber hecho lo que hecho por el mundo del arte y, especialmente, dedicado a Mallorca hasta los últimos tiempos.