Biel Mesquida, Sebastià Alzamora, Ángel Terrón, Jaume Pomar, Bartomeu Fiol, Diego Sabiote, Antoni Vidal Ferrando y, detrás, Miquel Cardell; Francisco Díaz de Castro, Àlex Volney, José Carlos Llop y Josep Lluís Aguiló. Foto: SERGE CASES

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CELIA HEREDIA

La poesía gráfica puso el punto y final al Congreso Internacional 1959. De Collioure a Formentor. Sonrisas, tertulias y paisajes componen una treintena de imágenes tomadas por Asunción Carandell, viuda de Juan Goytisolo, allá por los cincuenta, durante el homenaje a Machado en la localidad francesa de Collioure y los encuentros que se celebraron en Formentor. De aquellos acontecimientos sólo quedan fotos y la historia de una generación, la del 50, que volvió a ser recordada ayer, en el edificio de Sa Riera de la Universitat, con las palabras de Fernando Valls y José Mª Caballero Bonald y con la poesía de algunos de los poetas de la Isla.

La censura siempre ha existido y los libros la han padecido de una forma especial por ser éstos una herramienta fácil para la difusión de ideas que, en tiempos de Franco, no gustaban demasiado. Fue la Generación del 50, combativa y literaria, la que desveló una realidad injusta, junto a Carlos Barral, quien, a través de su editorial, canalizó las voces para «una poesía minoritaria dentro del espeso clima cultural de la dictadura», apuntó el poeta y novelista José Mª Caballero Bonald.

Por aquel tiempo nacía el realismo histórico, un movimiento que responde muy bien a esas «evocaciones poético-políticas que cristalizaron la estrategia del grupo del cincuenta». Evocaciones que nacieron en 1959, primero en el encuentro de Collioure, donde descansan los restos de Machado, y después en las Conversaciones Poéticas y el Coloquio Internacional de Novela de Formentor.

De los poetas que rindieron homenaje a Machado en Collioure en 1959, sólo quedan Caballero Bonald y la poesía que todos ellos dejaron en la memoria y en sus libros.

Diferentes entonaciones y diversas temáticas sonaron ayer en el recital en el que doce poetas baleares recordaron la figura de Machado. Bartomeu Fiol prefirió el Machado metafísico, mientras que Miquel Cardell se decantó por un Machado «más emocional». Cada uno eligió diferentes poemas y textos, algunos incluidos en Campos de Castilla, otros en Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. La poesía se recitó y se cantó como si de un mantra se tratase. Cada intervención fue única y en ellas tampoco faltaron homenajes poéticos para todos los gustos, como el poema que Antoni Vidal Ferrando dedicó al artista Joan Miró o con el que Alex Volney homenajeaba a sus amigos de «la memoria histórica». Además de los citados, en el recital intervinieron Josep Lluís Aguiló, Sebastià Alzamora, Francisco Díaz de Castro, José Carlos Llop, Biel Mesquida, Jaume Pomar, Diego Sabiote, y Àngel Terron.