«Ésta es la historia de una mujer que hizo lo inimaginable para sacar adelante a sus hijos, y que al final de su vida no podía acordarse de ellos». En otras palabras, una historia sobre el alzhéimer. Así describe Marta Barceló la esencia de Maria?, la obra que ha escrito y que, con dirección de Biel Jordà, se estrenará en el Teatre La Unió de Son Servera los días 6 y 7 de junio. El espectáculo tiene el sello de la compañía En Blanc, versión dedicada al teatro de texto de Res de Res.
La autora se ha «inspirado libremente» en la vida de su abuela, Maria Mesquida, que sufrió esta enfermedad. «He hecho una especie de reacción ficcional. He extraído cosas de la realidad, y otras me las he inventado conscientemente», resume Barceló. Al final, la trama mantiene el «espíritu real» de la Maria que ella conoció, una mujer que enviudó joven y se tuvo que hacer cargo de cinco hijos. «Es una reflexión sobre la memoria y un canto al amor entre generaciones». Aina Frau interpreta a Maria en la vejez, mientras que Aina Compte y Aina de Cos compaginan dos papeles: por un lado, dan vida a la hija y a la nieta de la protagonista, y por otro interpretan a la misma Maria en una serie de flashbacks que nos transportan al pasado. Esta mirada hacia atrás sirve para repasar de paso el «recorrido histórico» reciente de Mallorca. Al principio, la trama está situada en el Levante, donde Maria aprovechó la llegada de los primeros turistas. Construyó y vendió apartamentos y regentó una tienda de souvenirs. Después, cuando la memoria ya fallaba, acabó en Palma. En definitiva, éste es «un homenaje» a una mujer que fue «pionera y se tuvo que buscar la vida para salir adelante» antes que la memoria se le agotara.
Las actrices protagonistas, que no conocían la enfermedad tan de cerca, visitaron un centro especializado, donde observaron los diferentes grados de alzhéimer que tenían los pacientes. Eso les sirvió para retratar mejor a Maria en cada fase.
Barceló apunta que los personajes de la hija y la nieta no están sacados de la realidad. Es decir, que la chica que vemos en el escenario no es ella misma. El texto intenta mantener en todo momento un «tono emocional», pero la autora matiza que «no es un drama, sino que es simplemente la historia de una familia llena de tristeza, con sentimiento de inevitabilidad y resignación, que, sobre todo, intenta acompañar la situación con amor».
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