El fotógrafo Bruce Gilden estuvo hace unas semanas en Palma. g Foto: CARLES DOMÈNEC

TW
0
CARLES DOMÈNEC El neoyorquino Bruce Gilden, miembro de la Agencia Magnum, es un claro exponente del street photographer, término que se refiere al fotógrafo que basa su obra en las imágenes tomadas en la calle. Conocido por sus retratos en Manhattan, a golpe de flash y a poca distancia del sujeto, Gilden estuvo en Mallorca donde impartió un taller de cuatro días en Es Baluard.

"¿Son sus fotografías una creación o un documento?
"Mis fotografías tratan de la condición de la vida y de las personas en relación a la sociedad. Cuando empecé a tomar fotos en la calle no pensaba demasiado en eso, simplemente hacía fotografías, pero me fui dando cuenta por el contenido de las imágenes que, en realidad, me manifestaba sobre el mundo que me rodea y sobre la sociedad. Este mundo no es maravilloso.

"No veo optimismo en sus imágenes. ¿Es una decisión técnica ya que el drama es más fotogénico?
"No lo sé decir. Creo que hay humor en mis fotografías. La mayoría de mis imágenes son de personajes de mediana edad pero me interesan las cosas que no son normales. En Nueva York es fácil porque tienes mucho material pero hay que ser muy rápido. Haití es más exótico. He ido incorporando quién soy y lo que hago bien en mi fotografía. Lo peor para mí sería llegar a un sitio donde todo tuviera el mismo aspecto. Busco siempre la diferencia.

"¿Aceptaría que alguien le diera un susto, le hiciera una fotografía a poca distancia con un potente flash y la publicara a nivel internacional?
"Me daría igual. Yo lo hago. ¿Por qué me debería preocupar? Siempre me ha parecido muy hipócrita que Henri Cartier-Bresson se enfadara cuando lo retrataban. No me gusta ser fotografiado, pero, en cierto modo, me siento adulado. Es divertido porque hay gente que me asalta y me hace una foto. Pienso que conocen mi trabajo y tratan de copiar mi estilo.

"¿Se siente un intruso?
"No me preocupa. La calle es libre. Lo único que me importa es si algún retratado se pone violento. Aparte de eso no tengo otra moral.
"¿Ha tenido muchos problemas con gente a la que ha fotografiado en la calle?
"Sí, he tenido algunas peleas. Una vez estaba impartiendo un taller en Madison Avenue (Nueva York) y recibí un golpe en un ojo. Alguien me persiguió y nos peleamos. Me hizo un corte en el cuello y tuve que ir al hospital. Me rompió la cámara.

"¿Podría realizar mejores fotografías si fuera invisible?
"Por supuesto.
"¿Está seguro? En sus imágenes interactúa con los retratados y pasa a formar parte de la fotografía.
"Son situaciones que controlo y retrato. Tiene todo que ver con el momento. No es una cuestión de buscar la reacción de horror frente a mí, sino del efecto del flash que proporciona un tono más fuerte pero no creo que transforme la situación.

"¿Qué relación hay entre su trabajo y el cine negro americano?
"Mucha, pero también con el cine ruso de Eisenstein. Vi mucha televisión en blanco y negro cuando era niño. Me gustan esas imágenes singulares que cuando se combinan ofrecen una visión global.

"Muchas de sus fotos no son lo que parecen: juegan con los equívocos.
"Soy como un director que debe controlar la situación. Escojo quién soy, cómo trabajo y qué quiero tener delante. Tengo una visión, un punto de vista.