A las siete y media de la mañana, más de doce horas después de comenzar, Dinamo interpretaba las notas que cerraron el concierto homenaje al mítico «Woodstock mallorquín», como han calificado algunos al Selvarock. Aun quedaban 300 ó 400 personas bailando.
Más allá de la hora de retraso con que comenzó el festival, "y que ya no se recuperó: todas las actuaciones empezaron algo más tarde de lo previsto", la velada se desarrolló sin complicación alguna. Los aparcamientos habilitados en fincas cercanas se llenaron, pero no se colapsaron, apenas había que hacer cola para beber algo en la barra y las actuaciones podían seguirse sin agobios excesivos. Hubo mucha gente, pero no se produjeron aglomeraciones.
Espíritu
En cuanto al espíritu de los primeros Selvarock, poca cosa quedaba de él treinta años después si exceptuamos a Pau Riba, Dr. Feelgood, Joan Bibiloni y parte de los asistentes. El contexto ya no es el mismo y el contexto político es otro. La mayor parte del público que acudió al Selvarock 2009 ni siquiera había nacido cuando se celebró el último en 1984.
Sin embargo, ello no quita que se viera a bastante gente con más de 50 años dispuesta a rememorar las míticos Selvarock anteriores. «Hemos venido para ver a Pau Riba y a Dr. Feelgood. Luego nos vamos», confesó una pareja de 'progres' palmesanos. De hecho, fue durante la actuación de Dr. Feelgood cuando más se llenó sa Central. El público se mantuvo con Sidonie "banda catalana contemporánea, con proyección, con público joven", pero luego comenzó a vaciarse.
Como anécdota, una pandilla de amigos que se trasladó al Selvarock con tienda de campaña y ganas de montarla en una finca cercana. No pudieron; aunque la organización había buscado fincas para una posible acampada, finalmente no se llegó a un acuerdo con los propietarios.
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