Si usted tiene hijos, es probable que haya conocido a Víctor Uwagba. Con sus coloridos trajes y sus decenas de títeres, recorre Mallorca contando a los niños las fábulas africanas que escuchó de su madre y su hermana. Uwagba, que nació en Nigeria hace 33 años y llegó a Palma en 2001, trabaja también como mediador social intercultural para Cort y como profesor de danza y de percusión.
Sin querer profundizar en las circunstancias de su arribada a la Isla, resume que «llegué aquí como la mayoría de los inmigrantes, y he luchado para mejorar mi situación». Desde el instituto Uwagba descubrió su afición por el teatro, y participó en el proyecto gubernamental Theatre for Developement, con el que se pretendía «romper tabúes» entre la población nigeriana. «Hablábamos de promover el voto, de la SIDA, del uso del preservativo o la ablación». Posteriormente formó parte del Ballet Nacional de Nigeria, y fue director de teatro. Estudió Derecho en la Universidad de Nigeria, donde pagó las lecciones dando clases en el mismo centro y asistiendo a los profesores de Arte Dramático.
Hace ocho años llegó a Mallorca «pensando en estudiar aquí y después volver a mi país a trabajar por el cambio social desde la cultura. Pero finalmente aquí "donde he tenido que volver a demostrar todo" he hecho mi vida», explica, ahora casado.
Valores
Víctor explica cuentos a los niños para «educar en valores que se están perdiendo en esta sociedad. Hablo de solidaridad, amistad, sinceridad. De respeto a la naturaleza, a los animales y a las personas mayores. Al llegar me chocó el miedo de la gente a ser viejo», recuerda. Algunas de las fábulas que cuenta, sirviéndose de títeres que representan animales, son modificadas para adaptarlas a nuestro entorno. Un ejemplo es «la cultura de la muerte, que en Àfrica está mucho más extendida. Pero me he dado cuenta que vuestras rondalles mallorquinas no son tan diferentes de los cuentos africanos».
Uwagba quiere editar un libro que recopile todas las historias que cuenta, sin ánimo de lucro, sólo para «agradecer a la sociedad balear cómo ha aceptado mi manera diferente de contar cuentos».
Al llegar aquí, trabajó en una ONG local, dio clases de educación física y psicomotricidad a niños y en una escuela de danza. Actualmente las clases de baile africano que imparte son «antiestrés. La danza africana pone de manifiesto que nuestro concepto del tiempo es muy diferente». Además, gracias a tres pasos básicos, consigue «hacer ver a la gente que todos tenemos ritmo». Dando clases de percusión ha trabajado tanto con adultos como con niños con problemas mentales, una de las experiencias que «me ha llenado más. Para trabajar con niños hay que tener vocación, para poder educarles. La mejor forma de hacerlo es con un espectáculo. A veces aprendo más yo que ellos», confiesa Uwagba, que domina a la perfección tanto el catalán como el castellano.
Tras un período de vacaciones en Nigeria "donde aprovechará para preparar nuevos cuentos para su repertorio" podrá ponerse a pensar de nuevo en su gran proyecto: crear en Mallorca «un centro cultural africano donde transmitir Àfrica desde nuestro propio punto de vista. Hay que positivar la imagen de los africanos, que se ha machacado mucho». Uwagba quiere que este centro sea un punto de documentación sobre la realidad de su continente de origen, una escuela de danza y un espacio de representación de teatro.
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