TW
0

«Cuando se rehabilita un inmueble, lo más importante es que exista coordinación entre electricistas, fontaneros, la empresa de construcción, los restauradores de muebles o los responsables de la pintura», explica Svetla Nikolova. Experta en restauración, diseño y arqueología, Nikolva nació en Bulgaria, pero lleva siete años establecida en Mallorca junto a su socio, Veselin Dimitrov.
Ambos fueron los responsables de devolver el esplendor a los frescos de Can Prunera, la casa burguesa reconvertida en Museu Modernista en Sóller. «Lo más importante es captar las pinceladas del artista original. Un creador siempre piensa con los sentimientos», explica.
Nikolova reconoce que la primera vez que entró en Can Prunera le pareció «una maravilla. No hemos visto ningún inmueble parecido en Mallorca».
Durante ocho meses trabajaron para recuperar el carácter original de unos techos y paredes que habían sido alterados a lo largo de las décadas. Además, el paso del tiempo había provocado «grietas, desprendimiento de pinturas y humedad». Todo ello había perjudicado una decoración «hecha a medida, un trabajo muy preciso. Los autores posiblemente tardaron unos dos años en realizarla, originalmente». Nikolova y Dimitrov alaban los «motivos florales, animales, musicales y humanos» que se observan en Can Prunera, especialmente en las «salas de postín», como el comedor. En ciertas habitaciones de las plantas superiores, donde no había decoración mural, se crearon «nuevas pinturas, más sencillas, para no quitar protagonismo a las auténticas».