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La 28ª edición de Ficòmic de Barcelona cerró ayer las puertas con la sensación de haber sido un salón en tránsito a nuevos retos del sector de la novela gráfica, como el cómic digital. En el recinto ferial de Montjuïc no se vieron durante el fin de semana las tradicionales y serpenteantes colas de público que trataban de acceder a la feria de otros años. Así lo corroboraban ayer algunos de los editores baleares habituales en el salón. «Hemos vendido un 20 por 100 menos que otros años», explicó Vicente García, de Dolmen. «Nosotros tenemos la suerte de tener un público fiel que nos compra», matizó García, quien anunció que, de su sello, «los álbumes que más se han vendido son Los cabezones de las galaxias de Enrique Vegas; la revista Silhouette, de Jesús Alonso Iglesias, y la revista». El editor se mostró sorprendido por «el álbum Balears, que se ha vendido bastante bien a pesar de ser un tema muy local, y que quizás sea porque está dibujado por Quim Bou»

De Esquitx, Sonia Delgado mantuvo que «hemos tenido visitas de profesores interesados por la revista Còmic, que cubre el vacío que existe para los lectores de más de 15 años». Pero, sin duda, esta edición de Ficòmic ha sido la de Tomeu Seguí, Premio Nacional, y la de Les serps cegues, presentado en el salón en catalán por Inrevés. «Es el que más se ha vendido y la venta de Maus, de Art Spiegelman, se ha normalizado», descubrió Pau Oliver, librero en el estand de las Balears que instaló el Govern de les Illes Balears y Institut d'Estudis Baleàrics (IEB), institución que dejará de asistir a salón internacional barcelonés el próximo año y cederá la organización a la Conselleria d'Educació i Cultura.