El cantante David Bisbal, anoche, durante su actuación en la plaza de toros de Palma. | Nuria Rincón

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Mereció la pena para varios cientos de fans soportar horas de bochornoso calor porque, tras la larga espera, lograban conquistar las primeras filas del aforo de la plaza de toros de Palma y tener sólo a un par de metros a David Bisbal, quien regresaba ayer, cuando apenas se cumplen siete meses de su última visita a la capital balear, ahora enfundado en la gira Sin mirar atrás.

Hasta 5.000 personas se concentraron en el Coliseo balear, en una noche prometedora y de temperatura agradable. Puntual, el almeriense pisó el escenario para desplegar un show de energía muy positiva y altamente contagiosa. Apoyado en dos grandes pantallas y arropado por cinco músicos, el cantante arrancó el concierto con el tema que da título a la gira, Sin mirar atrás, aunque en una versión más rockera que la que recoge el disco.

Vestido con pantalones bombachos, camiseta negra y chaleco vaquero, Bisbal salió decidido a ganarse a uno de los públicos más fieles del país, al que saludó con un «Bona nit!». Después de llenar hace más de medio año el Auditòrium de Palma, la respuesta ayer de sus seguidores fue excelente y volvieron a acompañarle en su espectáculo veraniego.

El músico fue desgranando los temas de su último disco como Esclavo de sus besos, Si falta el aire o Besos de tu boca, aunque también hubo tiempo para echar la vista atrás y recordar algunos de sus éxitos más importantes.

El programa que Bisbal presentó en la plaza de toros combinó canciones ricas en percusión con medios tiempos cálidos y despuntes eléctricos vibrantes, componiendo un heterogéneo mosaico de estilos que hizo la delicias del numeroso público concentrado, que no dejó de acompañarle con sus voces. Una vez más, el intérprete nacido en O.T. demostró porqué es uno de los artistas nacionales con mayor proyección internacional y Palma, una vez más, agradeció el desembarco de su gira.