El Museu Diocesano, situado en el Palau del Bisbe, ofrece la posibilidad de contemplar ocho imágenes de la Mare de Déu Dormida en una exposición temporal que se inauguró ayer y que permanecerá abierta hasta febrero. Se trata de una oportunidad única, un «privilegio», como dijo ayer Mercé Gambús, comisaria de la muestra junto a Antònia Reig, ya que estas tallas pertenecen a la Seu y a parroquias de Palma y la Part Forana. Aquí se han reunido en un montaje «minimalista» diseñado por Jaume Falconer que se completa con un vídeo y fotos antiguas.
Con esta exposición y con la restauración de dos de las tallas se ha estrenado en Mallorca la Obra Social de CatalunyaCaixa, que ha contribuido con una subvención de 25.000 euros, un balón de oxígeno para el museo.
Restauración es la palabra clave sobre la que ayer insistió Gambús, historiadora del arte de la UIB, quien apuntó que del proceso de rehabilitación de estas ocho imágenes se ha podido contrastar información sobre las mismas que, de otra manera, sería posible obtener, datos sobre «materiales o sobre secuencias estilísticas, noticias de taller, de los artistas, para las atribuciones». Este conjunto de tallas ejemplifica el paso del gótico al renacimiento, están datas entre los siglos XV y XVI y son «las más representativas» de este tipo de imaginería de toda Mallorca, con la Mare de Déu Dormida de la Seu como el «espejo» en el que se mira el resto. Además de la Catedral, proceden de Santa Eulàlia y Sant Miquel de Palma; Binissalem (originaria del desaparecido convento de Sant Domingo de Palma), Valldemossa, Campos, y de los conventos de l'Esperit Sant (hoy desaparecido) y de la Concepció.
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