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El diseño de las lámparas que el arquitecto Pere Rabassa ha propuesto para sa Llonja no ha convencido a los técnicos de Patrimoni que ayer, después analizar un prototipo que se ha instalado en el edificio y asistir a una prueba de luz, no dieron su visto bueno a las piezas. Fue durante el transcurso de la Ponència Técnica de Patrimoni Històric.
Los técnicos, según explicó el director insular de Patrimoni, Gabriel Cerdà, acordaron informar «desfavorablemente» sobre estas lámparas al considerar que «el elemento en sí distorsiona el monumento». Los expertos creen que las piezas tendrían demasiado protagonismo en el edificio, que hasta ahora no disponía de este tipo de elementos colgantes, sino que la iluminación era a través de focos instalados sobre unos railes colgados desde las bóvedas.
Según explicó Pep Massot, en representación de ARCA, «entendemos que las lámparas tienen que seguir un concepto minimalista y ésta tiene una carga estética muy importante». Massot comentó que «la preponderancia debe estar en la arquitectura y el edificio de Sagrera, y doce lámparas como éstas tienen una fuerza excesiva». Pese a no estar de acuerdo con el diseño, sí quiso «reconocer el esfuerzo que ha realizado Pere Rabassa en este proyecto».
Massot apuntó, además, que estas piezas «crearían espacios de especial atención». Es decir, que, por la iluminación, unas zonas tendrían más protagonismo que otras en el interior de sa Llonja.


Decisión definitiva


Aunque los técnicos ya han dado su opinión sobre el diseño, será la Commissió de Patrimoni la que dictamine la próxima semana si finalmente serán éstas o no las lámparas que lucirá sa Llonja cuando abra sus puertas a mediados de abril. El director general de Cultura, Pere Joan Martorell, dijo ayer que «hay que esperar a ver qué sucede mañana cuando se reúna la comisión de seguimiento de las obras para buscar una alternativa o una solución», y apuntó: «Lo importante es que las obras están en marcha y debemos cumplir los plazos».