Así lo explicaron ayer los expertos que han investigado por encargo del Consell, el geólogo Antonio Ruiz y el historiador del arte Marià Carbonell. También se ha confirmado la existencia de una galería utilizada como refugio antiaéreo durante la Guerra Civil. Estos descubrimientos abren «una nueva hoja de ruta en el proceso de rehabilitación» de este inmueble, propiedad de la institución insular, según anunció la presidenta de la misma, Francina Armengol.
Antonio Ruiz ha llevado a cabo una prospección no invasiva con georradar para detectar el estado de la cimentación de Can Weyler y si podría haber restos arqueológicos. El georradar es una «sonda electromagnética que permite una visión del subsuelo» con una precisión alta, que en este caso ha dado resultados positivos, tanto en lo referente a la cimentación, que se encuentra en «buen estado», señaló Ruiz, como a la arqueología.
En este último apartado desveló que la sonda ha detectado diversas estructuras, como dos tipos de aljibes en diferentes zonas del subsuelo, así como una sucesión de cubetas separadas por muretes, con conducciones longitudinales por debajo de cada cubeta. Se trata de estructuras «bien conservadas», además de un «sistema hidráulico complejo con un funcionamiento bastante inteligente».
Repecto a la investigación histórica, Carbonell contó que sus datos echan por tierra la hipótesis que se barajaba hasta ahora sobre que en la zona de Can Weyler había unos baños árabes, «pero que estaban en la isleta de enfrente». Según su teoría «se puede afirmar casi con una certeza absoluta» que Can Weyler «se construyó sobre unos baños árabes que debieron funcionar hasta el siglo XVI». El casal, que llegó a tener hasta 25 propietarios conocidos durante 800 años, «representa un caso extraordinario de pervivencia de una casa gótica» de Palma con «reformas relativamente escasas». Bernat Porter fue el primer dueño del inmueble, a quien se lo compró en 1273 Renovard de Malbosc, un «potentado del siglo XIII, mercader, inversor en tierras e inmuebles y cambista de moneda», cuya familia poseía varios inmuebles en la calle de la Pau. Carbonell apunta que estos baños podrían ser los que en el Llibre del Repartiment se denominan Salsum, del latín salat, por «algún afloramiento de agua salada».
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Yo no tengo ninguna duda. Si tengo que elegir...Antes moros que catalanes.