«Queremos cumplir los compromisos adquiridos», declaró Juan Rotger, vicepresidente de Cultura, Patrimoni i Esports del Consell, quien apuntó que «en agosto me reuniré con Rafael Bosch [conseller d'Educació, Cultura i Universitats] y pondremos sobre la mesa temas comunes». Rotger explicó que «la situación actual nos exige estudiar las confluencias de intereses entre las distintas administraciones». El presupuesto anual consta de partidas de 250.000 euros por parte del Consell de Mallorca, 30.000 del Govern y 30.000 de la Generalitat de Catalunya.
El centro, que comprende una librería, una sala de exposiciones y un bar, podría convertirse en un consorcio o en un Espai Illes, donde la máxima representación económica pasara al Govern, con la participación de todos los Consells. «No es posible que cada mes existan problemas con las nóminas», mantuvo Miquel Ferrer, presidente del Gremi d'Editors. Ferrer reiteró que «nos es igual la solución o si la gestión es del Consell o del Govern». La directora del Espai Mallorca, Amanda Vich, aseguró que «no hemos estado quietos y hemos llamado a puertas para implicar, sin éxito, al sector privado». Vich afirmó que «los empresarios mallorquines deberían cambiar de mentalidad y devolver a la sociedad una parte de lo que han ganado, como se hace en los Estados Unidos».