Varios miles de personas no faltaron a este primer concierto en Felanitx. | Jaume Morey

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Felanitx descorchó las verbenas de Sant Agustí con un set musical gratuito transmitido bajo la atenta mirada de más de tres mil personas llegadas de distintos puntos de la Isla. Hacia la media noche irrumpía sobre el escenario del Parc de sa Torre Pop Tour, banda en cuyas filas se agolpan ilustres voces de los ochenta como Pablo Perea, de La Trampa; Alberto Comesaña, de Amistades Peligrosas; Joaquín Padilla, de Iguana Tango y el triunvirato del rockabilly formado por Amancio Jiménez, Roberto Gil e Isidro Arenas, de Tennessee. Emprendieron un recorrido tirado por temas de cosecha propia, intercalados con otros himnos de la época, canciones que en sus manos mostraban una generosa polivalencia vocal.

Quizá el tiempo haya vestido de reposo un discurso rompedor, también puede que en el contexto actual la bandera de su éxito luzca a medio asta, pero ello no les impide mostrar una ciega determinación en un proyecto puramente revivalista que, sin ansias de magisterio, deviene un estupendo pasatiempo.

Alberto Comesaña conserva ese aire de enfant terrible de cuando incendiaba la moral del ciudadano respetable con canciones que supuraban sexualidad por los cuatro costados; Perea conserva en formol su voz y Tennesse se mantiene fiel a ese rock de indeleble marca duduá, atrapados en los arrabales de la felicidad adolescente. Lo dicho, fue un sano ejercicio de nostalgia perfecto para visitar postales pasadas.

Hacia las 03.15 Los Inhumanos saltaron al escenario con su habitual atuendo monacal, plantados frente al haz de luz informaron que el concierto sería recogido como material para su nuevo trabajo discográfico. De este modo, el multitudinario combo levantino quiso agradecer el respaldo que siempre les ha brindado el público mallorquín. Triunfaron, quizá porque dos elementos en su música parecen invariables: la accesibilidad con el público y ese infalible olfato para retorcer la música popular con el absurdo más disparatado.