El popular actor Toni Albà, fotografiado la pasada semana en Poble Nou, en Barcelona. | Carles Domènec

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La obra Histèria sagrada, de la Companyia Toni Albà, iniciará del 6 al 16 de octubre la temporada de otoño del Teatre del Mar de Palma. El actor catalán, muy popular por sus imitaciones televisivas y una extensa trayectoria teatral, habla en Barcelona del montaje que, junto a Fermí Fernández, aúna diálogos delirantes y cuestiones religiosas.

-¿Por qué decidió tratar el tema de la religión en clave de humor?
-Es necesario. Parece como si el mundo fuera por un lado y las religiones insistieran en tomar otro camino. Yo estudié tres años con monjas, después nueve con los franciscanos, he actuado en Els Pastorets durante muchos años, trabajé en la adaptación de un texto de los Monty Phyton sobre la Biblia y con Fermí Fernández representamos El Mesías de Patrick Barlow. Quise escribir una obra totalmente diferente que incidiera en los problemas actuales de los distintos movimientos religiosos, con un mosén de la orden inventada de los hamsterianos y un profesor de Ciencias Naturales, ex alcohólico y en proceso de reinserción social y espiritual. Nos divertimos enfrentando creacionismo y evolucionismo, sin olvidar en ningún momento que se trataba de hacer reír.

-En el Antiguo Testamento nos encontramos con un Dios más justiciero. En el Nuevo Testamento, en cambio, aparece un Jesús más fraternal. ¿Qué da más juego humorístico?
- Todo. En Els Pastorets, como en las rondallas mallorquinas, siempre hay demonios y tentaciones. En el fondo se habla de nosotros mismos. No sé si otras culturas son tan liberadas en ese sentido. En el cristianismo, aunque sea la liberación del judaísmo más oscuro, aparece un dios que nos castiga si no nos portamos bien. Creo que si existe un dios, no creo que nos necesite para nada. No hace falta que los hombres, tan imperfectos, lo vanagloriemos.

-Recibió duras críticas por su interpretación del papa Joseph Ratzinger. ¿Cómo gestiona la irreverencia?
-Sí, me han criticado mucho pero siempre hay que mirar quien lo hace. Puedo resultar ofensivo para unos y muy blanco para otros. Me he encontrado gente que me ha dicho que le gustaba mucho mi trabajo pero que no soportaba cuando hacía de papa. Prejuzgan que yo no he sido religioso, pero no es así. He sido creyente durante una época de mi vida hasta que empecé a estudiar Filosofía y Humanidades. Pasé entonces a ser ateo. Se ofende quien quiere ofenderse. Ya se ocupará Dios de juzgarme, si existe. Cuanto mayor conocimiento, la religión queda más relativizada.

-¿Se atrevería a representar un montaje como 'Histèria sagrada' sobre el Islam?
-Sí, sin ningún problema. Seguramente me perseguirían, pero no se puede ceder al miedo. El budismo busca la perfección del ser con respeto por lo demás, pero las otras religiones están demasiado pendientes de castigar. A mí me da igual si alguien va por la calle con burka, pero si entra en mi casa le pediría que se lo quitara para verle la cara. En la calle tengo dos opciones, no mirar u operarme los ojos. ¿Por qué no se molestan al ver que los pájaros van desnudos? En cambio, les molesta que sus mujeres, que son tratadas como objetos, enseñen un codo. La libertad de expresión es un deber fundamental del hombre. Además yo les digo que su dios ya me castigará.