Acompañados en todo momento por la ministra de Cultura, Àngeles González Sinde; el presidente de la Fundación BBVA, Francisco González, y el presidente de la Fundació Miró, Jaume Freixa; Don Felipe y doña Letizia recorrieron todas las salas de la exhaustiva retrospectiva. Su primera parada tuvo lugar en el cuadro La Masia (1921-1922), exponente de la época en la que Miró estableció un fuerte vínculo con el mundo rural a partir de la finca que sus padres habían comprado en Mont-roig (Tarragona). A mitad de trayecto, los Príncipes conversaron con Joan Punyet Miró, nieto del artista, su mujer y su hija Llucia, quien les obsequió con un libro sobre su bisabuelo. «En estos tiempos tan malos, Miró curiosamente va hacia arriba», dijo Punyet Miró. No en vano, L'escala de l'evasió, en la que las obras se han organizado cronológicamente, alude al aspecto más reivindicativo de Miró y el contexto en el que fue creando toda su obra, haciendo hincapié en los momentos más convulsos del siglo XX.
En el inmenso tríptico Azul (1961), creado en el año 1961, los Príncipes escucharon las explicaciones de Rosa Maria Malet, directora de la Fundació Miró, sobre la atracción que sintió Miró por la filosofía zen y el arte del Extremo Oriente, después de la Segunda Guerra Mundial.
Los Príncipes finalizaron su visita en la sala con las Teles cremades, realizadas en 1973. La experimentación del artista y la época de las revueltas estudiantiles de 1968 despertaron la atención de las autoridades y los invitados a la inauguración, que colapsaron las instalaciones del museo de la montaña de Montjuïc.
La muestra, concebida por la Tate Modern de Londres y la Fundació Joan Miró, viajará en mayo del 2012 a la National Gallery or Art de Washington.
8 comentarios
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La Leti no entiende de arte, ni de política, ni de nada... Secaso bien... La Leti jamas debe ser reina de las españas.
http://reverent.org/an_artist_or_an_ape.html
Esta es una pagina para los GRANDES entendedores de arte...Es un test para saber la capacidad de estos entendedores,entre un artista y un mono....a ver donde están los entendidos de arte?jajajaja FANTASMAS ESO ES LO QUE SOIS.
Artista o lactante? Puede que hayas oído o incluso pronunciado en alguna ocasión la frase: “Eso lo hace mi sobrino de tres añosâ€, a ser posible delante de un cuadro de Miró, pintor que se presta a este tipo de aseveraciones. ¿Es esto cierto o se trata sólo de la voz de la ignorancia, incapaz de enfrentarse al hecho artístico? El profesor de la UCLA Mikhail Simkin decidió coger el toro por los cuernos y cuantificar empíricamente los méritos del arte abstracto. Para ello, Simkin creó una página web en la que preguntaba al público si una serie de cuadros eran obra de artistas famosos o bien una chapucilla hecha por él mismo con un lienzo o con Microsoft Paint. El resultado obtenido tras tres años y 56.000 respuestas después es que el 66% de las veces identificaron cuál era el “auténtico†arte (puedes hacer la prueba aquí, yo acerté el 88%). Esto, en principio, parecen buenas noticias para los artistas abstractos, porque significa que el público es capaz de distinguir y, eventualmente, apreciar la pintura abstracta frente a imitaciones amateur. A continuación Simkin recurrió a un segundo estudio, llevado a cabo entre estudiantes de arte, y que concluía que en el 67% de las ocasiones éstos eran capaces de adivinar qué pieza era obra de un artista frente a muestras hechas por niños o incluso monos. Conclusión provisional: los profesionales del ramo no tienen un criterio estrictamente más amplio que los amateurs a la hora de hacer estos distingos. ¿Artista o chimpancé? El siguiente paso del profesor es, desde mi punto de vista, el más controvertido. Simkin intentó determinar cuál es la capacidad que tenemos los humanos para distinguir cosas en otras áreas distintas. Para ello recurrió a un conocido experimento en el que se pedía a unos voluntarios estimar el peso de una serie de objetos. A medida que los pesos comparados eran más cercanos, mayor era la dificultad de la gente para determinar cuál de ellos era el más pesado. Concretamente, el 72% de las veces fueron capaces de distinguir un objeto de 100 kilos de uno de 96. Utilizando este 72% como referencia, Simkin concluye que si equiparamos el cuadro profesional al peso de 100 kilos y el realizado por los niños al de 96 kilos, el 4% de disonancia entre ambos es todo lo que aporta el pintor profesional frente al amateur, el niño o el simio. Se trata, a mi entender, de un arabesco lateral de la lógica, en tanto la capacidad de distinción del público no implica necesariamente un indicio de mejor calidad. En última instancia, tal vez los niños y los chimpancés del experimento estén haciendo arte abstracto a su manera. Como muestra, un botón: Aelia Andre, la mocosa de 4 años que está vendiendo cuadros abstactos a un kilo de las antiguas pesetas la unidad. Test: ¿Arte abstracto o bazofia? Test: ¿Artista o mono? Entrevista con Mikhail Simkin sobre arte abstracto. Visto en Tecnology Review, vía Io9.com. En el mismo orden de cosas: -Demostrado: los malos tienen cara de malos -La caca voladora y otras obras artísticas de mierda
Ya está bien de esta pantomima; que hagan algo productivo y dejen de vender esa imagen falsa y contraria a nuestra realidad.
VIVA LA REPUBLICA
Quina vida més dura... i la resta com estem? fent números de com sobreviure
La primera entrevista que hice a un académico (AD), en la desaparecida cafetería Delta, no fue publicada y yo no guardo ni guardaba copias.En la citada entrevista AD me decía que Miró era obra de un marchando y que intentar hacernos creer que había llegado a la pureza rupestre de las cuevas de Altamira en su pintura primitiva era un camelo. El editor de Ultima Hora, don Pere Serra, que fue el primer periodista (no cree en los críticos de arte)que defendió a capa y a espada a Miró en Mallorca y en el mundo, consideró que no debía publicarla, porque adoraba a don Joan, como le llamaba, que incluso le hizo una caricatura,convirtiéndolo en un turco con fez, volando sobre el Polo Norte, en la ruta Nueva York Osaka.La crítica local, mayoritaria, era antimironiana, y disfrutaron cuando el obispo Teodoro Ubeda, no aceptó que un mural de Miró, gratis et amore, enriqueciera la catedral. Un error histórico que quiso compensar con Barceló.