Pernau ha muerto tras agravarse una enfermedad que le aquejaba desde hacía dos años y por la que se encontraba hospitalizado desde hace dos semanas, según han informado fuentes de la familia.
El veterano periodista, que escribió su último artículo en julio de 2009 en El Periódico, rotativo donde ejerció como columnista y editorialista durante cerca de 30 años, acumuló una larga trayectoria profesional, en la que fue redactor jefe de Tele/Exprés y director del Diari de Barcelona en dos etapas distintas, del Diario Femenino, de Mundo Diario, de la revista Destino y del semanario Mundo.
Nacido en Lleida en 1930, su vinculación con el mundo del periodismo comenzó en 1952, cuando se matriculó en la recién creada Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona y empezó a colaborar en el Correo Catalán.
Durante los años 50 vivió de cerca «la censura franquista y el periodismo de estar por casa y de poco vuelo» que se veían obligados a ejercer los profesionales, según recordó él mismo en vida en varias entrevistas.
En 1963 dejó el Correo para pasar a forma parte del nuevo Tele/Exprés, diario del que ideó el nombre y en el que se implicó plenamente.
En los años sesenta, Pernau dirigió el Diario Femenino, fue redactor jefe del Diario de Barcelona y fundó el Grupo Democrático de Periodistas.
Durante la época predemocrática y la Transición demostró su habilidad para los juegos de equilibrio que requería la época y ejerció el periodismo por las grietas de libertad que permitía la Ley de Prensa del 66.
Así, como director del Diari de Barcelona, tuvo que afrontar las presiones y amenazas de los sectores más reaccionarios e inmovilistas del franquismo.
«Algunas cartas simplemente contenían insultos, pero otras hacían alusiones muy preocupantes. Una me recordaba que cuando mi hijo salía de casa para ir al colegio aún era oscuro en la calle», recordó Pernau en una entrevista con El País.
Durante esta época, Pernau fue presidente de la Asociación de Prensa y de la Federación de Asociaciones de Prensa, mientras dirigía la revista Destino y, posteriormente, el semanario Mundo y el rotativo Mundo Diario.
En 1980 empezó a publicar la columna diaria Opus Mei en El Periódico de Cataluña, que se prolongó más allá de su jubilación en 2002, y que siguió escribiendo hasta que su salud se lo permitió.
Entre 1991 y 1997 fue decano del Colegio de Periodistas de Cataluña, período en el que se aprobó un Código Deontológico para los profesionales de los medios.
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios, como el Ortega y Gasset en 1991, el Premio Josep Maria Lladó a la libertad de expresión en 2002 y el Premio Internacional Manuel Vázquez Montalbán en la categoría de periodismo cultural y político en 2005, año en que recibió también la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.
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