Margalida Moner, en una imagen de archivo. | Teresa Ayuga

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La directora gerente del Teatre Principal de Palma, Margalida Moner (Andratx, 1942), hizo pública ayer su primera reacción a la petición de su destitución, y a la de la administradora Eva Martínez, por parte de los trabajadores del teatro. Lo hizo con unas declaraciones «inaceptables» a través de la agencia Europa Press: «Tendríamos que haber cerrado el Teatre Principal como Spanair: de un día para otro».
La comparación de la directora gerente «no es para bromear» y «muestra la falta de respeto que tiene a los empleados, a las dos mil y pico familias afectadas por el cierre de Spanair y a la propia institución», lamentaron desde UGT del Teatre Principal. Lo cierto es que sus palabras corrieron ayer como la pólvora entre grupos políticos, trabajadores del teatro y profesionales vinculados al sector. Nadie daba crédito. Tampoco desde el Consell, donde no quisieron pronunciarse al respecto. A cambio, el vicepresidente del Consell, Joan Rotger, emitió un extenso comunicado en el que sólo defendió el nuevo plan de reconversión del teatro, asegurando que «constituye un elemento imprescindible para cumplir el objetivo de revitalización del Principal». Rotger volverá a reunirse con sindicatos y patronos, y sostiene que «no es nuestra intención mantener una posición cerrada, sino abierta a nuevas aportaciones». Sin embargo, no tan abierta al diálogo se presenta la directora del teatro. «Pueden pedir lo que quieran [los sindicatos]», pero «la reestructuración se tiene que hacer y ellos lo saben». Y para ello justifica: «Hemos seguido las pautas que han marcado la Función Pública y los Servicios Externos».
Cierre
En estas sorprendentes declaraciones, Margalida Moner subraya que el teatro no cerrará, pero que se prescindirá de ocho trabajadores (17 según los sindicatos) «porque no son necesarios y no se van a reemplazar». Ha habido, por tanto, un baile de cifras a la hora de hablar de los despidos. Para aclararlo, la directora del Principal echa mano del refranero popular, dice que «se han mezclado huevos con caracoles» y aclara que los directores de los coros «van a seguir siendo los mismos». Así mismo, defiende el puesto de la administradora y dice que la petición de destitución de ésta se trata de «una persecución política».