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A Xisco Mulet, alcalde de Valldemossa, le ha tocado un tiempo complicado para la lámpara de Aladino local, la Cartoixa, que visitan unas 250.000 personas al año y que, hace unos meses, sufrió el tsunami de una sentencia sobre un asunto que coleaba desde el primer tercio del siglo XX: en qué celda vivieron Frederic Chopin y George Sand. Como acreditan los documentos de entonces, la rencillas entre los propietarios de la 2 y la 4, los Ferrá y los Quetglas, llegaron hasta Madrid y fueron calificadas como una vergüenza nacional. Cien años después, casi todo en la Cartoixa está por resolver, excepto que una jueza dictaminó que la celda 4 era la auténtica y que los Quetglas abandonaron la Sociedad Civil que regía la visita.

-Un documento de 1951 sobre lo que sucedía en la Cartoixa dice que daba mala imagen de España. ¡Cómo sería!

-Yo también lo he leído y fue como si me trasladara a aquella época, pero con la misma situación actual, y lo que ocurre es surrealista, pienso si el asunto llegó hasta las manos de Franco.

-¿Ya tiene un plan para un futuro sin los Quetglas?

-La presidencia de la Sociedad Civil la tenemos desde hace unos quince días y es una forma de que el Ayuntamiento entre a formar parte más directa porque, hasta ahora, éramos un socio más, y estas nuevas circunstancias requieren más implicación nuestra para defender los intereses del pueblo.

-¿Qué hará la Sociedad Civil ante la competencia de la celda 4?

-De momento no tenemos una estrategia; de entrada, se tuvieron que cambiar los folletos; de cara al futuro, igual cambiar las taquillas, mejorar la indicación, el sistema de publicidad, carteles, pero poco a poco, porque hay que ver qué número de clientes perdemos o ganamos y no podemos ponernos a modificarlo todo de golpe.

-Están remodelando el museo municipal, incluido en la visita de la Sociedad Civil.

-Sí, se remodela la sala del Arxiduc con nuevas vitrinas, nuevos contenidos, más objetos del Arxiduc, y también se mejora la pinacoteca, donde se exponen los pintores de la Serra. Abriremos a finales de marzo.

-Hace unos días de la apertura separada de la celda 4, ¿ha surgido alguna complicación?

-Sí, han surgido; gente que compra el ticket de la 4, que luego se queda por los corredores, quiere entrar en otros sitios y no puede. Entonces vienen a quejarse a nuestra taquilla. Otros, aunque les informes de lo que pueden disfrutar con nuestro ticket, se quejan de que no puede ver el piano o la celda de Chopin; luego hay agencias que llevan grupos que han decidido no vender ni una cosa ni otra, nos instan a que nos pongamos de acuerdo. La gran prueba de fuego será este verano.

-¿Qué sucede con los dueños de las celdas privadas que no se enseñan al público?

-Los corredores no tienen constituida una comunidad de propietarios, porque además de las celdas que se visitan hay otras que son privadas; debería haberse creado hace mucho tiempo y la estamos moviendo desde el Ayuntamiento; es importante porque decidirá si en un futuro la celda 4 se puede enseñar de manera individual, ya que esta comunidad estaba de acuerdo en que se visitase [la Cartoixa] con un ticket único por el que se accedía a un corredor con un horario.