En el Yorkshire Sculpture Park (Wakefield) se inaugura el próximo sábado la mayor de las exposiciones de esculturas de Joan Miró en el Reino Unido, una muestra de 96 piezas, de las que 20 están al aire libre, y que se presenta bajo el título de Miró: Escultor .
En un día inusual de sol y entre la diversidad de colores que la primavera inglesa brinda, las esculturas de Miró aparecen majestuosas entre las colinas del parque. La galería subterránea, que acoge también otras obras del artista y el taller donde se puede contemplar su proceso escultórico, se abre al exterior con grandes cristaleras a través de las que se pueden apreciar esculturas en bronce de distintas épocas, algunas procedentes de Mallorca.
El director del espacio, Peter Murray, comentó en la presentación que «el taller es como la cocina donde se van agregando todos los ingredientes para llegar a la elaboración de su obra», y también subrayó: «Esta exposición no hubiera sido posible sin la colaboración y el gran esfuerzo realizado por los nietos del artista Emili Fernández Miró y Joan Punyet Miró, quienes al ver el espacio se dieron cuenta de la importancia que el parque tenía para exponer las esculturas de su abuelo».
Joan Miró (1893-1983) quiso que sus esculturas estuvieran en un entorno natural, y es justo aquí donde se funden con la naturaleza para que los visitantes puedan así intercambiar ese deseo del artista de formar parte todos juntos de este ensamblaje de «ir y venir, compartiendo el mismo espacio».
La comisaria de la muestra, Clare Lilley, añadió que «para Miró la luz que la climatología nos ofrece es de suma importancia para acentuar el efecto en el color y la apariencia de la textura de sus bronces» y destacó que «reciclaba cualquier objeto que se pusiera en su camino -«nada tenía desperdicio», agrega uno de sus nietos- para buscarle un lugar o darle sentido a su obra».
Miró, pese a ser uno de los grandes artistas del siglo XX, nunca perdió la sencillez ni sus recuerdos de los sitios donde vivió, tanto en Montroig como en Palma, donde se sintió muy próximo a sus colaboradores y a la artesanía y cultura popular. Muestra de ello es la transformación en bronce de objetos tan cotidianos como un botijo, una cesta o sombrero de paja, y otros utensilios como una cuchara de madera.
Los organizadores esperan la asistencia de público de todo el mundo por su carácter excepcional, al mostrar al mismo tiempo las esculturas del exterior y las que aguardan en las salas.
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