«Es un premio con una tradición muy importante», explicó ayer en Barcelona el monje de Montserrat, quien afirmó que «estoy muy contento por el hecho de que el Premi d'Honor recaiga en un mallorquín». Massot recordó que «de las Islas, sólo lo habían recibido antes Francesc de Borja Moll (1971), Josep M. Llompart (1982), el ibicenco Marià Villangómez (1989) y Baltasar Porcel (2007)».
«Este premio se da a la trayectoria, a gente que se ha dedicado a escribir o estudiar en el marco de la cultura catalana», comentó Massot, quien matizó que «en mi caso ha habido un tarea de historia y literatura, una faceta de promotor cultural a través de una editorial y de una serie de revistas que dirijo y un trabajo como activista». El intelectual, vicepresidente de la sección Histórico - Arqueológica del Institut d'Estudis Catalans, ha presidido la Societat Catalana de Llengua i Literatura.
«Toda la vida he hecho lo mismo, que ha sido trabajar», apuntó Massot, quien añadió que «la temporada pasada cumplí 70 años y 40 como director de Publicacions de l'Abadia de Montserrat, que ha sido uno los lugares desde donde mejor he podido trabajar a favor de la lengua catalana». En ese sentido, el estudioso se pronunció a favor de la manifestación del domingo en Palma en contra de las medidas lingüísticas del Govern, y tachó de «grave retroceso desde la muerte de Franco los cambios en materia de política lingüística en las escuelas y el funcionariado». El monje manifestó «preocupación porque el Gobierno actual ha roto el consenso lingüístico que había existido desde la época de UCD, con todos los partidos de acuerdo en unos mínimos».
El religioso aseguró que «he luchado toda la vida con uñas y dientes por la lengua, y el hecho de que haya retrocesos me preocupa mucho», y se opuso a que «el catalán ya no sea un requisito necesario para los funcionarios y se convierta en mérito, y que se cambie el modelo de enseñanza de las escuelas en catalán». Massot vaticinó que «seguro que irá mal».
Massot, nombrado doctor Honoris Causa en 1998 por la Universitat de les Illes Balears, contó que «si no hubiera sido por Montserrat posiblemente habría hecho lo mismo pero de una manera muy diferente», y aclaró que «al entrar en Montserrat se me abrieron otras perspectivas y tuve un horizonte que me permitió estudiar con profundidad temas como la Guerra Civil en Mallorca».
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