Desde su ático del Passeig Mallorca de Palma, una escultura de Joanot Colom, el héroe de las revueltas populares de las Germanías, ha sido durante años el faro guía de los viandantes que cruzaban el puente de sa Riera. Pocos sabían que el autor de la pieza fue el escultor Jaume Mir, un felanitxer que había nacido en 1915 y que triunfó en el arte con un modo único de trabajar el cuerpo humano, al que supo modelar en piedra y bronce insuflándole alma y potencia física. Mir falleció en la madrugada de ayer a los 97 años. Hoy, de 09.00 a 19.00 horas, sus restos mortales se velarán en el cementerio de Son Valentí. El lunes, a las 19.00, se celebrará un funeral por su alma en la iglesia parroquial de Felanitx.
Jaume Mir, el hijo del picapedrer que tenía dotes para el arte, las descubrió trabajando de niño en el Puig de San Salvador de Felanitx, junto a los escultores que labraban la piedra. Entonces se decidió a viajar hasta Palma para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, que años más tarde llegaría a dirigir.
Alumno muy aplicado y trabajador incansable, siempre obtuvo las mejores calificaciones, que le ayudaron a conseguir, en 1934, una beca de la Diputación de Balears para estudiar en la Escuela Superior de San Fernando (Madrid), donde se licenció en 1940 con matrícula de honor.
Los estudios de anatomía le ayudaron a conseguir un profundo conocimiento del cuerpo humano que al pasar al barro, y luego al bronce, se convirtió en una de las características de sus esculturas, muy apreciadas, como lo demostraron las 30.000 personas que visitaron la exposición retrospectiva de su obra inaugurada en marzo de 1998 en sa Llonja. La musculatura tensa del citado Joanot Colom, casi a punto de romperse por el trágico momento en el que el artista representa al héroe, con los grilletes en sus pies; su reinterpretación de los honderos baleares, así como el dominio del desnudo masculino y femenino, éste más sensual, destacaron en una trayectoria que se volcó en la investigación sobre las figuras históricas y mitológicas de Balears, -el grupo escultórico de Els agermanats (1988), el relieve La defensa de Mallorca (1989), la imagen de gran formato de Ramon Llull que esculpió para el Parlament, entre otras piezas-, y también en las gentes más humildes, como el monumento a los picapedrers para Muro o a los primeros trabajadores del turismo, en s'Arenal. La serie de gimnastas, de gran belleza, una de cuyas piezas se entrega a los ganadores de los Premis Ciutat de Palma, son prueba de ese indiscutible conocimiento del cuerpo humano.
A lo largo de su carrera, en la que ejerció como docente de varias generaciones de artistas, recogió el cariño y la admiración de muchos, consiguió reconocimientos y el escritor Blai Bonet escribió su autobiografía como un regalo, que no se publicó hasta 2001.
Mir fue presidente de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià de Palma, de la que ahora detentaba la presidencia de honor, y miembro de las reales academias de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, de Toledo y San Fernando de Madrid. Premi Ciutat de Palma en 1972 y 1979, recibió, entre otros, el Premi Ramon Llull del Govern (1998), la Medalla d'Or de la Ciutat (2001) y la Medalla d'Honor i Gratitut del Consell de Mallorca en 2010.
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Tambien se ha ido en un mes de Abril, como su amigo y colega Antonio Calvo Carrión en el año 1979. Im Memoriam