Guns N' Roses en concierto | Youtube

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Increíble, pero cierto. El fin de semana de Guns N' Roses fue de lo más movidito. Tras el concierto que los músicos ofrecieron el pasado viernes en el festival Costa de Fuego, en Castellón, ante 12.000 personas, el sábado llegaron a Palma, –Axl Rose en jet privado– para volar de nuevo el mismo día a Saint-Tropez, donde les había salido un bolo privado en el último minuto, y regresar ayer por la mañana para actuar en Son Fusteret, donde por la noche ofrecieron lo que se esperaba fuera el concierto del verano. La banda que ahora lidera Axl Rose finalizaba así la gira con un propósito: descansar unos días en Mallorca de tanto ajetreo.

Horas antes de que se abrieran las puertas del recinto, la organización anunciaba unas ventas de, aproximadamente, 15.000 entradas, aunque aún había cola en la taquilla y la gente seguía accediendo al recinto pasadas las nueve de la noche. Por delante, aún quedaban dos horas para que los Guns N' Roses saltaran a escena. Eso si eran puntuales. Y no lo fueron.

Los estadounidenses salieron con una hora de retraso y comenzaron su actuación con el tema ‘Chinese Democracy', de su último LP, para continuar con su exitazo ‘Welcome to the jungle', del disco ‘Appetite for destruction', y seguir conIt's so Easy'. Axl Rose, ataviado con su habitual indumentaria de jeans rotos, cazadora de cuero y sombrero, arrancó el concierto con buena voz y mejor sonido. Al cierre de esta edición, aún quedaban tres horas de música por delante, según lo previsto.

Se sabe en la división que juega una banda por el aparato escénico con el que viaja, y los de Axl lo hicieron con 14 enormes tráilers, lo que quedó patente en las dimensiones faraónicas desplegadas en Son Fusteret. De hecho, una vez que finalizaron los teloneros, The Darkness, que actuaron entre las 21.10 y las 22.10, los técnicos comenzaron a desmontar parte de la infraestructura de sonido y luces para instalar la que utilizaría Guns N' Roses, en la que se había anunciado hasta pirotecnia y efectos especiales.

The Darkness es una banda británica de hard rock que ayer encontró un público fiel y numeroso, sobre todo extranjero, que ocupó las primeras filas bajo el escenario para escuchar una actuación que destacó por el buen sonido. Aunque carece del aura icónica de Guns N' Roses, en Palma contentó a sus seguidores.

La organización no permitió el acceso al recinto con comida, bebida u objetos contundentes y los guardias de seguridad revisaban bolsos y mochilas. Incluso un espectador de mediana edad que llevaba una bolsita con un bocadillo de tortilla tuvo que dejarla en los grandes cubos que cerraban las colas de entrada: «Esto es un atraco a mano armada», comentó. Dentro, varias barras vendían el sustento necesario para pasar la larga noche que todos esperaban disfrutar. Entre los fallos de intendencia, el insuficiente número de WC, lo que obligó a más de uno a aliviarse por las esquinas. Toni, un joven que ya había asistido a un concierto de la banda en Madrid, criticaba a la organización. «Lamentable», dijo.