Con este premio, dotado con 30.000 euros y que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el jurado destacó su labor progresiva, de proyección internacional, en el desarrollo de la nueva escultura, la utilización del lenguaje como medio de reflexión, así como su aportación al diseño escenográfico.
El galardonado es un prolífico autor de obras para el espacio público que se encuentran ubicadas en ciudades de todo el mundo.
Nacido en Barcelona el 23 de agosto de 1955, estudió en la Llotja (Escuela de Artes y Oficios de Barcelona) y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi. Tras sus estudios, trabajó en talleres de forja y mecánica. Del hierro forjado y fundido pasó a incorporar materiales tan diversos como el cristal, el plástico, el alabastro, la resina y el nylon, incluso el sonido y la luz.
Plensa se aleja de la escultura tradicional, hecha sólo para ser vista de tal forma que en su obra el eje central es el hombre y su relación con el entorno. El espectador se entremezcla con las piezas, puede tocarlas, escucharlas y entrar en ellas.
Plensa confesaba ayer su «sorpresa agradable e inesperada» al enterrase del galardón. «Es un premio para muchos artistas que intentan que el arte pueda estar dentro de la comunidad y en diálogo permanente con la gente». También destacó que, «más allá de la alegría de ser reconocido con un premio, resulta interesante la argumentación del jurado, que habla de humanizar el espacio público». Además, remarcó que el premio es interesante porque «más que sobre un artista, crea un punto de atención sobre el arte, muchas veces el gran olvidado en nuestras sociedades».
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