Imagen promocional del cantante y compositor madrileño Rosendo. | Ballesteros - EFE - EFE

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Quien no conozca a Rosendo bastará advertirle que está frente a un tipo con pinta de haber salido catapultado de toda public school donde paraba. Su escuela es la de la calle, y de ahí su pacto con la vida: él le abre de par en par las puertas de su música y ella, a cambio, atraviesa como una tormenta cada recoveco de sus canciones. Ese sería el trato. El madrileño actuará este sábado, a las 22.00, en la sala Es Gremi de Palma.

Una quincena de álbumes le franquean un lugar privilegiado en el mapa del rock estatal. La suya es una historia escrita con letras de oro y salpicada con el barro de a pie de calle que bien podría resumirse en esa breve pero reveladora cita de Van Morrison: «No sé como he llegado hasta aquí, pero ahora no pienso dar marcha atrás». Tras cuatro décadas de matrimonio con el rock, confiesa que ha llegado el momento de tomarse un respiro, «en los últimos años el trabajo comienza a escasear, la crisis y el Gobierno nos lo están poniendo difícil. Pocos ayuntamientos apuestan por un buen cartel y la contratación privada carga con el aumento del IVA y otras medidas poco acertadas, así que tras el concierto de Palma aparcaré la música durante un tiempo», confiesa. Pero que nadie se engañe, Rosendo comulga con el dictado de la vieja escuela, el célebre 'los viejos rockeros nunca mueren', simplemente «cargaré las pilas durante un tiempo y volveré después del verano con disco nuevo». No hay mal que por bien no venga.

A veces cuesta llegar al estribillo (2010) es su última producción, rock urbano movido por un instinto a prueba de bombas que se mira en el espejo de los años 70, «sigue gustándome el rock y el guitarreo de esa época, entiendo que lo que ahora se lleva es la fusión y lo respeto, pero no va conmigo», concluye.

Rosendo. Sala Es Gremi de Palma. Sábado día 22, a partir de las 22.00 horas.