El mismo día, Ultima Hora abría su segunda edición con la noticia a toda página. En los días posteriores, se hacía eco, con gran despliegue, del funeral en la Seu, oficiado por Teodor Úbeda, y del entierro del hombre que siempre deseó ser «poeta-catedrático», comparte su sobrina, Cèlia Riba.
En los meses anteriores a su fallecimiento, Josep Maria Llompart recibió numerosos homenajes. El último, un mes antes y a cargo de la Obra Cultural Balear (OCB), de la que fue presidente entre 1978 y 1986. Precisamente, en la sede la OCB se recordará en los próximos días al autor de Mandràgola con la proyección de un documental sobre su figura.
Veinte años después de su muerte es la sociedad civil la que se moviliza para recordarle con un conjunto de actos que se inaugurará mañana en el Cementerio de Palma, donde se hará una lectura poética. Su sobrina participará recitando «uno de sus últimos versos, un poema dedicado a Maria Aurèlia Capmany, mujer de su íntimo amigo Jaume Vidal Alcover».
Riba confirma que ninguna institución le ha contactado para promover alguna acción en recuerdo. «En este sentido, Llompart tuvo mala suerte de vivir aquí. En Catalunya sería recordado», lamenta el escritor Toni Serra. Su sobrina destaca la importancia de poner en valor la obra de Llompart, «vigente» y «atemporal». «Siempre es un placer leer su trabajo.
Hay que volver a leerlo porque descubrirán a una persona con las ideas muy claras, que se explicaba muy bien», subraya Célia Riba, quien le recuerda como un hombre «amable, agradable, divertido e irónico».
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