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En Alaró se encuentra uno de los centros de arte que este año no ha participado en el Palma Art Brunch, Addaya, tras la «reestructuración» del evento por parte de la asociación Art Palma en base a criterios «selectivos», de «exclusividad» y de vocación «internacional». El espacio, dirigido por Tomeu Simonet y Nadège You, se reivindica como algo más que un mero local comercial de arte y desarrolla desde hace casi una década un proyecto de artistas en residencia.

Por ese estudio-taller y ese apartamento han pasado una treintena de creadores de diferentes nacionalidades. En algunos casos, firmas que también podemos encontrar en ferias tan importantes como ARCO, como es ahora el de Fernando Villena, o museos internacionales.

Simonet, miembro de la Associació Independent de Galeristes (AIGAB), valora que la decisión de Art Palma de echarles del Brunch obedece al interés de determinados espacios de «marcar diferencias con otros, que no son tantas ni reales». «Lo penoso es que las instituciones participen de este juego mientras hablan de integración», opina, y añade que, tras esa nueva «estrategia» de Art Palma, está el interés de arrancarles una feria. «Art Forum ha sido el primer paso».

Al margen de la polémica, y de ser [las galerías de la Part Forana] «las grandes olvidadas», centros como Addaya están consolidando un trabajo que camina de la mano de infinidad de artistas jóvenes, emergentes, con los que se estrechan unos lazos más fuertes que el meramente comercial. De hecho, «algunos artistas vienen a desarrollar proyectos concretos pensados y cerrados con otros museos o galerías»; otros trabajan en contacto con el entorno y algunos, como ahora Villena, « working in progress », comentaba ayer.

De Suiza, Taiwán, Argentina, Austria, Singapur, Venezuela, Italia o Alemania proceden algunos de esos artistas, cuyas obras Addaya ha llevado a ferias internacionales como Just Mad y ha movido a través de diferentes iniciativas. El proyecto de residencia hoy recibe multitud de solicitudes y propuestas, como una colaboración con el Máster de Artes Visuales de la Universidad Politécnica de Valencia o la escuela EFTI de fotografía.

En Mallorca existen espacios «que no estamos muertos», en los que se generan obras «interesantes», como la de Llorenç Ugás, que luego se exhiben en ARCO, o como las de Ting Ting Cheng, en el Taipei Art Museum, pero que «no son valorados por las instituciones». Siempre «han fortalecido a determinadas galerías».