Al leer las palabras que componen el título, a uno le pica la curiosidad acerca de su procedencia. Arnau Vallbé, batería de la banda, nos saca de dudas: «Es una frase que siempre nos hizo mucha gracia, fue pronunciada por Constantino Romero durante un lance algo desmadrado que se dio en el transcurso de la ceremonia de inauguración de las olimpiadas de Barcelona». Atletes, baixin de l'escenari lo integran trece cortes que «rehúyen las atmósferas musicales de nuestros discos anteriores». No siempre los cambios son bien recibidos por el público, no obstante la sensación de plenitud que transmiten éstos son ingredientes demasiado tentadores como para desviar la vista hacia el pasado. Portentosos cronistas del costumbrismo urbano, reconocen que el enfoque de partida «sigue siendo la originalidad de Guillem Gisbert, nuestro letrista». Detestan asumir el rol de abanderados, sin embargo son pocos quienes no les sitúan como mascarón de proa de la nueva generación de bandas catalanas: «Siempre nos ha descolocado esa etiqueta». Encajan mejor en la condición de chicos normales, sin embargo sus canciones afirman lo contrario, con letras por las que no asoma un atisbo de trivialidad, capaces de trascender las barreras lingüísticas, plantarse en el madrileño Teatro Lara y colgar el cartel de ‘no hay entradas'. «Aún nos sorprende tocar fuera de los Països Catalans y comprobar que, aún así, el aforo está lleno».
Manel.
Concierto presentación de ‘Atletes, baixin de l'escenari'. Palau d'Aiamans de Lloseta, 8 de junio. 22.00. 24 euros.
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