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La Seu tendrá que prescindir de las 53 lágrimas colgantes que forman parte de la propuesta artística con la que el Cabildo pretendía homenajear a los santos y beatos mallorquines durante el Año de la Fe. Los técnicos de Patrimoni Històric del Consell, y ayer la comisión política, aprobaron el proyecto del Memorial dels Sants de Mallorca con la prescripción de que se eliminen esos elementos, que «alteran significativamente» la contemplación de la Capella de la Sagristia dels Vermells, donde se planteaba su instalación, y que la intervención no dure más de un año.

El vicepresidente de Cultura i Patrimoni, Joan Rotger, explicó que sí han respaldado las otras dos terceras partes de la instalación encargada a Jaume Falconer: Un árbol de seis metros de altura y la escultura colgante de un rosario de doce metros.

Las 53 lágrimas desechadas por el Consell, de entre 40 y 80 centímetros, se colgaban finalmente, tras varias modificaciones del proyecto, de una estructura en forma de media luna que se anclaba a la bóveda por tres orificios ya existentes. La propuesta original contemplaba que estuvieran enganchadas a la pared.

Tras una primera reunión con los técnicos de Patrimoni se modificó la idea y se propuso que esas piezas pendieran de las bóvedas con unos anclajes clavados en las juntas de las piedras. No convenció tampoco esta alternativa y, finalmente, se optó por una estructura de media luna.

Pese a todo, los técnicos valoran que el conjunto «afecta de manera sustancial a la percepción y contemplación, tanto del espacio como de algunos elementos conservados en dicha capilla». Esta zona de la Seu se construyó entre los siglos XIII y XV y conserva elementos de valor como el portal renacentista de Juan de Salas, trasladado a este lugar por Gaudí; varios sepulcros góticos y una pintura de la Inmaculada de Guillem Mesquida que necesita una restauración.