La Plaça Major fue una de las más concurridas de un exitoso Dia del Llibre en Palma. | Michel's

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Muchos temían que el mal tiempo de los últimos días empañase el Dia del Llibre; también había miedo a otra 'nube', la de la crisis, con el sector editorial en situación crítica. Pero llegó Sant Jordi, y él, con su poder, pudo con todo. El sol brilló con intensidad ayer en Palma, donde miles de libros, tanto novedades como grandes clásicos, tomaron con gran éxito las calles y plazas de Ciutat con una asistencia «masiva, mejor de lo que esperábamos», coincidían muchos libreros. Se notó la ausencia de rosas y su rojo pasión. ¿El motivo? El Gremi de Llibreters de Mallorca decidió dejar de regalarlas para que las vendieran las floristerías.

Familias, turistas, grupos escolares... Nadie esquivó los encantos de Sant Jordi. Desde Plaça de Cort, pasando por Plaça Major, Sant Miquel, Plaça d'Espanya y Oms. Aquello parecía una odisea, como diría Homero. Había que aprovechar la ocasión, ya que, con motivo de este día, las librerías ofrecían un 10 por ciento de descuento por cada compra.

«Estoy buscando un libro de Gerónimo Stilton para mi hijo, pero me han dicho que está agotado», lamentaba Felisa, quien, junto a su pequeño, prosiguió con su misión de paradeta en paradeta . Más suerte tuvo la joven Marina Pons, feliz con su nueva adquisicón: Brújulas que buscan sonrisas perdidas , lo último de Albert Espinosa.

«Buscamos rarezas que habitualmente no encontramos en grandes librerías», decían Toni y Albert, una pareja que hojeaba títulos en el estand de Los Oficios Terrestres. El humor de Miguel Noguera, plasmado en Ultraviolencia , era el título por el que optó Miquel Ramis.

También fue un día en el que los partidos políticos de la oposición aprovecharon para hacer propaganda de sus ideologías, posturas y propuestas, con expositores de Més, ERC y el PI, en Sant Miquel y la Plaça Major.

Consolidación

La agrupación Ànimacirc acaparó todas las miradas, las de los turistas y de los viandantes, sorprendidos ante tal muestra de baile y muchísimo color. Su recorrido, repleto de increíbles acrobacias y contorsionismo, se inició en los jardines de La Misericòrdia y se prolongó hasta Cort.

En La Misericòrdia, el vicepresidente de Cultura del Consell, Joan Rotger, asistió a la entrega de libros a los lectores, procedentes de las colecciones de la institución insular. A lo largo de su itinerario, Rotger adquirió el Aplec de rondaies mallorquines d'En Jordi d'es Racó , firmado por Antoni M. Alcover, y El setembre dels nostres jardins , una traducción de Miquel Àngel Lladó de un poemario de Avelino Hernández.

El presidente del Gremi de Llibreters de Mallorca, Francesc Sanchis, destacó que «este año creo que nos hemos consolidado» y apuntó que para las librerías, a nivel de ventas, «Sant Jordi es como trabajar 10 o 15 días seguidos».

Representación insitucional

Después, con el mediodía asomando, era casi imposible pasear por el centro de Ciutat. Llegar hasta los puestos era una aventura digna de un héroe, como aquellos que abundan en la literatura, creadora de sueños e ilusiones. Esta emoción la compartía el alcalde de Palma, Mateo Isern, quien, junto al regidor de Cultura del Ajuntament, Fernando Gilet, llegó a Cort pasadas las doce tras visitar los puestos ubicados en La Soledad y Son Gotleu.

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Gilet ya hizó allí su primera compra: el cómic infantil La història de les Illes Balears, de Àlex Fito. Pero el concejal tenía otro título en mente: Temps d’innocència, de Carme Riera, uno de los libros estrella del día, «agotado» en muchas librerías, aunque logró dar con él. En cambio, Isern lo tenía claro: Solsticio, de José Carlos Llop, «escritor que admiro y amigo, de mi generación».

Tras ellos, llegó el conseller de Cultura del Govern, Rafael Bosch, que está leyendo Victus, de Albert Sánchez Piñol, en formato eBook, aunque andaba detras de, casualmente, las citadas novelas de Llop y Riera. La actitud de Bosch cambió cuando se le preguntó si se compraría un diccionario de la polémica lengua baléà. Sentenció: «Ni conozco esa lengua, ni me interesa». Toda una declaración de intenciones.

Lecturas

Entre las iniciativas propuestas para la jornada figuraba la instalación Abres de Coneixement en las bibliotecas municipales, que permanecerá hasta finales de semana, en los que se pueden colgar pensamientos, citas o frases relacionadas con la lectura. Se sumó también la Fundació Pilar i Joan Miró, en cuya biblioteca se presentaron dos libros ilustrados por el pintor Joan Miró.
La Diada de Sant Jordi dio una tregua a mediodía para comer y retomar fuerzas.

Después, ya por la tarde, continuaron las firmas de libros y las ventas en la calle. Una de las actividades organizadas fue la lectura colectiva en el Museu Es Baluard de L’illa de la calma, de Santiago Rusiñol (1861-1931), un libro que el pintor modernista y escritor creó con sus cuadros y su visión idílica de Mallorca. Un texto que personas del mundo cultural, literario y periodístico de la Isla leyeron, intercalando sus intervenciones con los visitantes.

Frente al cuadro Bunyola, de Rusiñol, leyeron, entre muchos otros, la actriz Eva Frade, la librera Ramona Pérez, el escritor Carles Sánchez o la poeta y cantante Laia Martínez. Otras de las iniciativas con la que participó el museo fue con un book crossing, mediante el cual se liberaron 50 catálogos en diferentes puntos de Palma.

Balance

Mientras sonaba la música de Alekhandro Ansari and The Crown Girls en la estand de Los Oficios Terrestres, otra de las novedades, y cuando el sol comenzó a aflojar, llegó el momento de hacer balance. «Las ventas han sido muy parecidas a las del año pasado.

El ambiente ha sido brutal, pero a la gente le ha costado más comprar, aunque hemos igualado a 2012», apuntó Francesc Sanchis, mientras no dejaba de despachar en el puesto de Embat Llibres. Según Miquela Serra, de la librería Quart Creixent, «la gente parece que se olvida de la crisis en el Dia del Llibre, lo que es muy positivo, e incluso las librerías están a rebosar, no sólo las paradetes».

Si hubo ayer una estrella en cuanto a ventas de libros, y como ya se apuntaba por la mañana, esa fue Carme Riera, con su Temps d’innocència, que «ha arrasado», dijo Sanchis. ¿Su homónimo masculino? Ildelfonso Falcones, con La reina descalza. También destacó en el ránking José Carlos Llop, con Solsticio.

Con este espíritu positivo comenzaba el final de una jornada muy festiva y animada, donde la gente, en masa, abrazó la cultura con fuerza. Pero que no se relajen los libreros, la Fira del Llibre está a la vuelta de la esquina. Per molts d’anys!