Andrea Cruz, en una escena de 'La dulce Ingeborg'.

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La compañía Au Ments estrenó la pasada semana en el anfiteatro de Bellas Artes de Santiago de Chile el espectáculo de títeres La dulce Ingeborg , montaje inspirado en una historia real que sucedió en Eivissa en los años 70.

La dulce Ingeborg recuerda el crimen sin resolver de Ingeborg Schaefer en el año 1977 en Dalt Vila. Exactriz en Alemania, Ingeborg se había dedicado en Eivissa a la confección de muñecos de trapo. Para entretener a su marido enfermo, el artista austríaco Frank el Punto, ideó un espectáculo de títeres y marionetas que representaba en la cochera de su domicilio, en el número 8 de la calle Santa Maria, al lado del restaurante El Corsario.

Referencias

Al morir el artista, Ingeborg mantuvo las actuaciones, llenas de referencias orientales, camellos, reyes y princesas, que ella sola escribía, montaba e interpretaba desde un pequeño escenario más frecuentado por adultos que por niños, principalmente alemanes, suizos y austríacos con residencia en Eivissa. En 1977, Ingeborg fue encontrada asesinada con la cabeza masacrada por una máquina de escribir junto a sus títeres destrozados.

Pocos días antes del crimen, en agosto de 1977, la policía había detenido a dos jóvenes alemanes como presuntos asesinos pero no se encontraron pruebas suficientes para culparlos, en un caso marcado por las negligencias y las confusiones policiales. Un mes y medio antes, en un bar de Talamanca, se encontró el cuerpo de otro alemán gravemente herido.

El suicidio del falsificador Elmyr d'Ory y el suicidio en Madrid de otro alemán alimentaron las conjeturas entre la población local y atrajeron a Eivissa a periodistas extranjeros, que relacionaron los casos con la llegada de refugiados nazis. Dos reporteros ingleses citaron la existencia de una cierta infraestructura de la mafia de Nueva York en la Isla.

Seleccionado

La compañía Au Ments está formada por Andrea Cruz y Tomeu Gomila. El espectáculo La dulce Ingeborg fue seleccionado por el fondo iberoamericano Iberescena, se empezó a preparar en Lloret (Mallorca) y se acabó de elaborar en Chile, con la colaboración del escenógrafo Eduardo Jiménez.

A finales de junio, le esperan dos citas en Berlín donde se mostrará a programadores europeos.